Con fuerte arraigo productivo, el caburé entró al calendario de fiestas provinciales y a partir de ahora será institucionalizada como “vidriera” del almidón misionero. La propuesta, acompañada por el intendente de Jardín América, César Araujo y respaldada por el Gobierno provincial, pone en valor el patrimonio gastronómico-cultural de Misiones y reivindica el legado ancestral de las familias trabajadoras.
Su incorporación al calendario se institucionalizó a mediados de mayo último, cuando por decisión de la Legislatura misionera, Jardín América se convirtió por ley en sede permanente de la “Fiesta Provincial del Caburé”. La declaración no solo consagra el esfuerzo de las familias fundadoras, sino que también reconoce la potencia cultural, turística y solidaria de un evento que año a año convoca a miles de personas.
El Intendente de la localidad celebró el reconocimiento y explicó que “si bien la organización sigue en manos de don Ramón (Fernández) y su gente, nosotros como municipio siempre acompañamos. Cuando asumimos, hace un año y medio, propusimos a los diputados que se declare de interés provincial. La idea es que Jardín sea siempre la sede de este evento cultural y turístico tan esperado por la comunidad”, acotó. Es que, la fiesta del caburé en sí, tiene una historia de 16 años de esfuerzo. Actualmente su realización fortalece a las economías de Jardín, Puerto Rico y alrededores.

Ramón “Caburé” Fernández, su creador, junto con Araujo, contaron a PRIMERA EDICIÓN cómo la iniciativa familiar se transformó en “un evento cultural de peso en el calendario misionero”.
De hecho, en la actualidad la fiesta moviliza a Jardín América y a la región, pero cuando Ramón habla del origen no lo hace desde el protocolo ni a partir de la planificación, sino con el corazón.
“La idea de la fiesta, que ya llevará 16 ediciones, sucedió un día, hablando con mi esposa, quien ya no está. Estábamos tomando mate y me dice: ‘¿Qué te parece si hacemos una fiesta del caburé? Un baile popular, algo para la gente que colabora siempre. Necesitan un lugar, una excusa para divertirse’ y yo estuve de acuerdo”, se emocionó el hombre con el recuerdo. Así, entre mates y con la simpleza de quien ama lo que hace, nació hace más de 15 años una de las fiestas más queridas del centro misionero. Para esta ocasión, el mes de julio, junto con las vacaciones serán la excusa para juntar producción y turismo.
El caburé, es esa chipa alargada cocida a las brasas en palos de madera, pero para los Fernández es mucho más que una comida típica.
“Es símbolo de identidad, de encuentro y de trabajo colectivo”, aseguró Ramón. Actualmente, muchas familias a lo largo y lo ancho de la provincia, viven de vender en sus localidades la masa que ellos producen: compran en cantidad para llevar el famoso caburé a todas partes. De hecho, su tierra natal, Jardín América está inserta en una cuenca productora de mandioca que abastece de almidón no sólo a la fiesta sino a buena parte de la industria local.









