A las 19 del sábado 29 de mayo de 2010, Ramona Mercedes Gauto (37), una conocida comerciante del rubro panadería en Posadas, apareció masacrada a golpes en el dormitorio de su vivienda, el departamento B del tercer piso de Colón 1.824, a escasos metros de la calle Bolívar.
El cuerpo sin vida de la mujer, tendido al lado de la cama y vestido con una bata de baño, presentaba a simple vista numerosos golpes en distintas partes del cuerpo. La habían asesinado con saña, según se desprendía de los rastros sangrientos que quedaron por el lugar. No se detectaron faltantes de dinero o de otros objetos de valor en la vivienda.

Fueron su expareja, Jorge Alberto De Jesús, y su hijo (por entonces de 16 años) quienes dieron aviso a la Policía del macabro hallazgo. Cinco años después, el primero de ellos era condenado a prisión perpetua por el crimen que había simulado descubrir pero que, en realidad, había cometido.
Fue la “crónica de una muerte anunciada”, definieron en los fundamentos de su fallo los magistrados del Tribunal Penal 2 de Posadas, Marcela Leiva, Roque González y Marcelo Cardozo, a la seguidilla de hechos violentos que derivaron en el femicidio.
Coartada imperfecta
Aquel 29 de mayo de 2010, al momento de entrevistarse con la Policía tras conocerse la muerte de Gauto, tanto su pareja como su hijo aseguraron que encontraron la puerta del departamento semiabierta y por eso entraron y descubrieron el cadáver de la comerciante.

Pero las sospechas de los investigadores sobre De Jesús se iniciaron apenas minutos después de que el trabajo científico se iniciara en la escena del crimen. Uno de los efectivos observó huellas de zapatillas marcadas en el piso de la habitación. Justamente el exmarido llevaba puesto calzados deportivos, así que se ordenó su secuestro. Por si fuera poco, la autopsia encontró una huella de características similares en la frente de la mujer.
Qué pasó ese 29 de mayo
“En el intérvalo entre las 15:15 y las 17:30, cumpliendo lo premeditado y planificado, De Jesús salió de su negocio (otra panadería, ubicada en Sarmiento casi Colón) y se dirigió caminando hasta el departamento de la víctima. Apagó su celular para no ser localizado e ingresó por la puerta de acceso general al edificio, con la llave que él tenía. Aplicando una violenta secuencia inmediata, al estilo de aquellos que practican artes marciales, utilizó patadas para golpear a Ramona, quien golpeó la cabeza contra la pared”, describió en sus alegatos el fiscal Alberto Rolando Oliva durante el juicio celebrado en abril de 2015.

Según él, el móvil del brutal femicidio fue que “existía una denuncia por violencia de género que radicó la víctima en 2009 contra el acusado y que justamente estaba en plena investigación, pese a que hacía más de un año del hecho”.
El incidente que generó dicha denuncia fue una feroz golpiza que Gauto habría recibido a manos de De Jesús, quien le habría apoyado un cuchillo en el cuello y le manifestó en tono amenazante: “Te voy a matar, no vas a zafar”.
“La trataba de rata, basura y loca. Hacía ocho años que la maltrataba. Hasta que actuó con ferocidad cruel y sanguinaria”, sentenció en su momento Oliva, cuyos argumentos convencieron al Tribunal que el viernes 17 de abril de 2015 condenó al acusado a prisión perpetua.
“Crónica de una muerte anunciada”
En los fundamentos del fallo, dados a conocer dos semanas después, los magistrados expusieron, entre otras cosas, que De Jesús no hizo más que cumplir con una “promesa de muerte”, en virtud de las amenazas que había denunciado Gauto.
Además, dieron por válida una versión opuesta a la del imputado: la tarde del crimen, Gauto entró a su departamento junto a De Jesús. “Una vez en el interior del mismo, se produce el feroz y salvaje ataque que culminara en la muerte de Ramona Mercedes, como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico producido por una secuencia continua de violentos golpes en el cuerpo, en la cara y la cabeza de la mujer”, sostuvieron.
En los fundamentos se subrayó también el testimonio del psicólogo que atendió a Gauto cuando fue internada por De Jesús en un episodio de violencia anterior, donde detectó a una mujer presa de la ansiedad, angustiada y sojuzgada por el temor.
Y mencionaron las pericias psicológicas que se le realizaron a De Jesús y que, según los integrantes del Tribunal Penal 2, eran una “acabada muestra de los rasgos psicopatológicos de este imputado asocial”, quien “denota un desorden emocional en su vida de relaciones”.

Incidentes en el debate
Momentos de tensión y nerviosismo protagonizaron el 17 de abril de 2015 algunos de los presentes en el SUM del Palacio de Justicia (donde se desarrolló el juicio) tras la lectura del fallo condenatorio contra Jorge de Jesús: primero éste estalló en llantos y abrazó a uno de sus abogados mientras un policía acataba la orden de “inmediata detención”. Casi en simultáneo, algunos de sus familiares también comenzaron a llorar, sobre todo sus hermanas e hijos, para dar paso a gritos con algunos improperios hacia el Tribunal y luego al fiscal Oliva. Por fortuna, la situación no llegó a mayores.









