Humanos y perros llevan compartiendo la vida desde hace milenios. No está claro cómo se forjó esta alianza, pero de lo que no hay duda es que han formado una buena sociedad.
El perro fue probablemente el primer animal en ser domesticado. Y ha acompañado al ser humano durante unos 10.000 años.
Científicos afirman que todos los perros, domésticos o salvajes, tienen un antepasado común en el pequeño lobo del sudeste asiático, pero no hay consenso científico ni en sus ancestros ni como se produjo exactamente una alianza milenaria entre humanos y cánidos.
Los humanos han cruzado cientos de razas de perros domésticos, algunas de las cuales jamás podrían sobrevivir en libertad.
Pese a la gran diversidad de razas y tamaños, todos los perros domésticos, sean labradores, pastores alemanes, caniches o chihuahuas, son miembros de la misma especie: Canis lupus familiaris.
Aunque su forma de vida sea doméstica, están emparentados con los lobos, los chacales (con los que pueden tener descendencia fértil) y zorros, cuyo cruce es más raro.
Los perros domésticos aún comparten muchos patrones de conducta con sus parientes salvajes. Tanto unos como otros defienden sus territorios y los marcan orinando en árboles, piedras, vallas y otros lugares apropiados. Estas señales informan a otros perros de que ese territorio está ocupado por otro animal.
Muchos entierran huesos o sus juguetes favoritos con la intención de guardarlos para el futuro, así como sus parientes salvajes entierran sus presas muertas para asegurarse un banquete más adelante. (Redacción National Geographic).
Laura Kuperman
Educadora Canina.
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