¿Cómo lograr vivir en paz en un mundo de exigencias tan absurdamente reivindicadoras?
Estamos a merced de los sentidos ajenos, esperando aprobación, miradas de aceptación, lograr ser más y mejor, subir al podio para tener ese reconocimiento de los demás, de las personas que saben, que lo lograron, que ya están de vuelta… de los que admiramos sin saber que es muy probable seamos tan buenos como ellos, pero en lo nuestro.
La vida tiene eso que necesitamos para vivir en paz, siempre y cuando sepamos lo que a cada uno de nosotros no da paz que, pero cuidado, más que seguro no es lo que nos señalan desde afuera.
Las tendencias hoy en día indican que conectar con la naturaleza es una clara herramienta para sentirnos bien o para sentirnos mejor, aquí en Ecosanación siempre lo decimos y repetimos, como un mantra, para que la mente lo incorpore y de pronto, un buen día se convierta en hábito. Un hermoso hábito.
Sin embargo, creo que nunca aclaramos o aclaran por ahí que al mismo tiempo o mejor aún, antes, es preciso conectar con nuestra propia naturaleza y descubrirla y respetarla como a la propia tierra que nos parió a todos nosotros como especie. Respirar el aire que inhala nuestro sistema respiratorio, nutrirnos del alimento que ingiere nuestra boca y digieren nuestras células intestinales, descansar por la noche cada una de las fibras musculares que tiene nuestro cuerpo, dejar que nuestro ADN regenere cada órgano y regule la señal para cada célula, de manera consciente. Todo depende de cuanto descansemos de la mirada ajena y fortalezcamos la mirada introspectiva, escuchemos a nuestros sentidos y creemos una realidad a gusto de los mismos.
Escucharnos y hacernos caso a nosotros, por una vez y para siempre.
Usar el ego para vivir, no sobrevivir. Y para todo lo demás, los sentidos, los más de 35 sentidos que venimos hablando y que al no interpretarse bien o incorporarse bajo presión o traumas pueden llevarnos a la antesala de los llamados trastornos neuropsicológicos (prevenibles, tratables, reversibles). Es verdad que muchas veces los sentidos se incorporen mal, de modo dañino para nosotros y muchas veces para los demás. Pero volvamos a lo nuestro… Bien podríamos resumir a los sentidos (todos), como el sentido de bienestar.
El sentido de bienestar puede adquirirse cuando usamos a todos los demás para nuestro beneficio y el de los demás, cuando de pronto nos hacemos bien, nos cuidamos, nos proveemos lo necesario, justo lo necesario para vivir bien. Conectamos con nosotros y la naturaleza, decodificando cada una de las dinámicas que están ocurriendo ahora, delante de nuestros ojos, aunque no podamos verlas. Posiblemente, para vivir en paz, desarrollar el sentido de bienestar pueda ser el camino.
Anahí Fleck
Magister en Neuropsicología. 0376-154-385152








