Ante el pedido de sacar una foto la mayoría de nosotros esbozamos una sonrisa, sin importar cómo estamos, qué cosas nos movilizan, si venimos acompañados o solos, si se nos cayó un piano en la cabeza hace 5 minutos o venimos de la levedad más sublime del ser.
Los traumas que van por dentro, sin ninguna duda tratarán de salir por cada poro que posee nuestro cuerpo, porque el dolor que provocan viene a señalar la situación crítica que estamos atravesando y la necesidad imperiosa de cuidado, autocuidado, amorosa y real atención.
Entre las estrategias de los primeros auxilios psicológicos contamos con la escucha afectiva, una escucha que viene a abrazarnos como si desde los oídos, hombros, ojos, salieran brazos que envuelven con calor humano, calor de bosques, calor de cielo y calor del tiempo que tiene la misma temperatura que nuestro cuerpo y nos hace sentir que somos un solo territorio, unidos, cercanos.
La escucha afectiva puede ocurrir en cualquier lugar y se convierte en la herramienta clave ante cualquier trauma, porque dar lugar al diálogo permite iniciar un proceso que difícilmente se dé, de manera sana, si no nos encontramos bien.
Para escuchar es fundamental practicar la escucha de nosotros mismos, escucharnos entonces significa de antemano abrir diálogo adentro nuestro, pensar, preguntar y respondernos, buscar puntos de vista nuevos, pararnos con distintas miradas ante las situaciones que nos acontecen. Dar lugar a la duda y a la certeza, construir definiciones y también desarmarlas, dejarnos llevar por lo que sentimos, pero además analizarlo con la cabeza fría…
Entre los beneficios de un espacio terapéutico y una contención amorosa podemos:
Facilitar la expresión emocional
• Permite que la persona afectada verbalice sus sentimientos sin miedo al juicio.
• Ayuda a procesar el trauma al darle un espacio seguro para compartir su experiencia.
Reducir el estrés y la ansiedad
• La validación emocional disminuye la sensación de aislamiento.
• Genera confianza y seguridad, lo que contribuye a la regulación emocional.
Fortalecer la resiliencia
• Fomenta la reconstrucción de la identidad tras el trauma.
• Refuerza la capacidad de adaptación y recuperación.
Mejorar la conexión interpersonal
• Establece vínculos de apoyo que pueden ser fundamentales en la sanación.
• Ayuda a reconstruir la confianza en las relaciones humanas.
Contribuir a la integración del trauma
• Facilita la reorganización de la experiencia traumática dentro de la narrativa personal.
• Reduce la carga emocional al compartir el dolor con alguien que escucha activamente.
Si además todo esto ocurre en contextos naturales, es posible que los beneficios sean aún mayores. Abramos diálogo, relajemos los músculos del cuerpo, y que la sonrisa ocurra cuando tenga que ser.
Anahí Fleck
Magister en Neuropsicología. 0376-154-385152








