La espiritualidad como camino, la espiritualidad como despertar de la conciencia, la espiritualidad como consumo, la espiritualidad como comercio, la espiritualidad.
¡Cuánto, cuánto esperamos de ella, cuánto! Cuánto seguimos depositando afuera como esperanza, como significación, como salvataje, como estar en lo que siguen todos para no quedarme afuera. ¡Cuánto! Y persiguiendo sigo afuera dando vueltas sin sentido.“Aquello que estás buscando eres tú”.
Aquello que tanto anhelas está dentro. No corras, espera. Nada, nada está afuera. Cuando observador y observado se dividen ya está plasmada la división. Cuando observador y observado están observando, están viviendo.
Vivir es un acto de coraje, vivir por cierto es un acto de valentía. Valentía de estar despierto, valentía de sentir, valentía de ser y hacer diferente. Valentía de ¡Validarse! Todo, todo está aquí para experimentarlo, para vivirlo, para compartirlo para amarlo y agradecerlo. ¡Todo!
Nada nos pertenece, solo estamos un suspiro, somos una ráfaga en el tiempo. ¡Efímeros! Nuestra personalidad sí lo es. Es por eso que todo nos da miedo, nos asusta, nos aterra perderlo y nos obsesiona tenerlo.
Quizás si pudiéramos reconocernos como lo que somos, como lo que nos anima y da vida, como ese ser inmutable que habita dentro, como la esencia y no la cáscara, quizás algo cambiaría tu destino, tu mirada, tu actitud. ¿Te llegó el tiempo? ¿Te llegó el tiempo del despertar, escuchaste tu voz interna, esa que te guía, escuchaste algo dentro tuyo que está con vida y siempre lo estuvo? ¿Descubriste a tu propio observador observándote, hacer sin conciencia, esperando tu despertar en silencio?
Si ya te sucedió, esa es la espiritualidad encarnada en tu cuerpo, siempre estuvo, no se compra, no se busca, no se da en una iniciación, simplemente sucede, sucede cuando ya, estando harto de estar harto de vivir en un mundo aparentemente sin sentido; harto de estar harto de quejarse de que nadie haga lo que yo quiero para que no me sienta solo; harto de estar harto de sentirse solo dividido y aislado.
¡Harto! Comienzo quizás a través del algún dolor o de una pérdida irremediable, comienzo. Comienzo un nuevo comienzo, comienzo a sentirme, a mirarme a respirar y darme cuenta que sí soy y estoy, que la búsqueda desesperada fuera solo me alejó de mi corazón, que las creencias y lealtades invisibles me apartaban de mis propios valores y que ya está. Paro, me miro me reconozco y me atrevo a vivir desde mi sentir.
Nada está afuera, mucho menos otros te lo dan, es un momento, una decisión, un descubrirse un animarse y atreverse a ser lo que somos: un alma encarnada haciendo experiencia siempre desde el amor. Aquel vacío, aquello que no sientas, aquello que te reste, aquello que no sume, ¡no es! Sin conflicto y sin juzgar al otro, a quien quizás sí le sirva para su camino, sin quejarte ni castigarte emprende tu camino.
Cuida tu rareza aparente, ella te llevará y te colocará nuevamente ante tu camino. Único por cierto para cada uno de nosotros. No tengas miedo, no te detengas, siempre en el andar encontrarás tu destino. Siempre en el andar, pájaros del mismo plumaje se encuentran. No estamos solos nunca.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
WhatsApp 3764-829015





