
Los estudiantes del Instituto Andrés Guacurarí de Cerro Azul vivieron una experiencia educativa muy enriquecedora en el área de Informática y Robótica. A través de las redes, contaron cómo trabajaron con máquinas simples y materiales reciclados, aprendiendo cómo estos mecanismos pueden facilitar tareas cotidianas.
Entre las experiencias destacadas, Agustina y su grupo exploraron el uso de la polea, destacando su utilidad en el campo para mover objetos pesados de manera más sencilla. Entre los inventos presentados, Thiara diseñó un dispenser de Coca-Cola que funciona gracias a jeringas y mangueras, demostrando cómo los principios de la hidráulica pueden aplicarse en proyectos creativos.
Otro de los estudiantes, Luciano, construyó una rueda de la fortuna utilizando un motor de corriente eléctrica, mientras que Priscila y su equipo fabricaron una mano robótica de cartón, cuyos dedos se mueven al tirar de hilos, mostrando así el funcionamiento de mecanismos simples de tracción.
Además, Esteban y Maximiliano profundizaron en el diseño de máquinas simples, experimentando con el peso y la aceleración mediante el uso de jeringas y mangueras. Por su parte, Daniel y otros compañeros se enfocaron en la construcción de robots móviles, empleando materiales reciclados como palitos de helado, tapitas de botella y pilas de diferentes voltajes, además de motores y componentes electrónicos recuperados de otras placas.
Lo más innovador de este tipo de proyectos es la combinación de creatividad, reciclaje y tecnología. Los estudiantes no solo reutilizaron materiales, sino que también comenzaron a explorar el uso de impresoras 3D para crear piezas personalizadas y almacenar imágenes en memorias digitales. Esta experiencia no solo fomenta el aprendizaje práctico y el trabajo en equipo, sino que también impulsa el pensamiento disruptivo y prepara a los jóvenes para los desafíos tecnológicos del futuro.
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