Un equipo multidisciplinario liderado por la doctora Florencia Coronel, investigadora independiente del CONICET y directora del Laboratorio de Dolor Asociado al Cáncer del instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT), logró demostrar en estudios preclínicos que formulaciones con derivados del cannabis pueden prevenir el dolor neuropático inducido por quimioterapia. El hallazgo representa una esperanza concreta para miles de pacientes.
“Los pacientes con cáncer en su gran mayoría reciben como tratamiento quimioterapia, y como todos saben, los fármacos quimioterápicos tienen algunos efectos adversos. Dentro de estos efectos adversos está el daño que pueden generar en los nervios, y ese daño puede llevar a alteraciones de la sensibilidad y al desarrollo de dolor persistente”, explicó Coronel en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Sin embargo, pese a la relevancia del hallazgo, el panorama no es alentador desde el punto de vista presupuestario. “Al día de hoy está muy complicado porque, de hecho, nosotros tenemos asignados tres subsidios para trabajar en este proyecto y actualmente no contamos con fondos en dichos subsidios. La situación actual está bastante complicada”.
Coronel advirtió sobre las consecuencias de frenar este tipo de desarrollos: “Esperemos que se tome conciencia de la gravedad de frenar este tipo de estudios y se resuelvan y se depositen partidas que ya estaban asignadas previamente”.
Derivados del cannabis en formulaciones farmacéuticas
El proyecto se enmarca en una línea de investigación centrada en el dolor asociado al cáncer. “Lo que evaluamos es si la administración de ciertos componentes de la planta de cannabis, administrados con formulaciones de uso farmacéutico, podrían prevenir esa alteración en los nervios y el dolor consecuente. Y de hecho identificamos que sí, que estas formulaciones podían prevenir el dolor que se llama dolor neuropático porque deriva de una lesión del sistema nervioso”, detalló la investigadora.
Los resultados son contundentes y abren una puerta para futuras aplicaciones clínicas. “Este es un hallazgo muy importante porque si bien estos estudios son preclínicos, o sea realizados en el laboratorio, luego de ir siguiendo los diferentes pasos en la trayectoria de investigación, en algún momento van a poder impactar y generar una mejor calidad de vida en los pacientes con cáncer”.
THC y CBD: los compuestos clave
Coronel también especificó cuáles fueron los compuestos utilizados: “La planta de cannabis tiene más de 500 componentes diferentes con diferentes estructuras químicas. Nosotros utilizamos dos que son los más conocidos, que más se han estudiado en los últimos años: el THC y el CBD. Los administramos en dos formulaciones con diferente composición y evaluamos estas dos en nuestro modelo experimental”.
Estas formulaciones fueron evaluadas en condiciones controladas dentro del laboratorio. “Estamos en una primera etapa en donde se demuestran modelos experimentales, luego se evalúan pequeños grupos de pacientes y se va aumentando el número, siempre en condiciones controlada, como para ir demostrando eso, que tiene efectividad en diferentes grupos, en diferentes edades, en diferentes contextos genéticos, etcétera, y que no tiene efectos adversos.”
Una alternativa preventiva para el dolor
Uno de los aspectos más esperanzadores del estudio es que el tipo de dolor abordado -neuropático inducido por quimioterapia- es potencialmente prevenible. “Es un dolor refractario, o sea, que cuesta lograr disminuirlo, que no responde a los tratamientos habituales, por eso es importante tratar de buscar una alternativa”.
Además, explicó por qué se planteó una estrategia preventiva: “Uno no puede saber cuándo un paciente va a desarrollar dolor, pero en este caso sí, el médico sabe que el paciente se va a exponer a un quimioterápico y por lo tanto tiene altas chances de desarrollar neuropatía y dolor. Entonces lo que evaluamos fueron directamente esquemas de administración preventivos, porque uno los puede aplicar junto con la quimioterapia y evitar el daño de los nervios y el desarrollo de dolor. Esto tendría un impacto muy grande en la calidad de vida del paciente”.
Próximos pasos y aplicación clínica
“Como es a nivel experimental, todavía no han participado pacientes, son estudios que se realizaron en el laboratorio”, indicó. Sin embargo, los próximos pasos incluyen evaluaciones en personas. “Por lo general se empieza con grupos pequeños de pacientes. En este caso serían pacientes con cáncer que hayan sido expuestos a quimioterápicos que generan neuropatía y dolor, por ejemplo, Paclitaxel -que se usa para el tratamiento de cáncer de mama- y Oxaliplatino -para el tratamiento de cáncer colorrectal-, que son de los tumores más frecuentes en Argentina”.









