De fácil cultivo, el naranjo refresca la atmósfera, además de proporcionar jugosos frutos. Por eso, no es de extrañar que estos árboles llenen numerosos jardines. Lo mejor es que puede cultivarse en maceta.
Contar con un árbol de naranja no tiene precio, es útil, además, teniendo éxito en la siembra y el proceso de crecimiento de la planta, puedes contar con el fruto, la naranja, la que puedes emplear en la cocina de casa, ya sea para jugos, para consumir como fruta o realizar otras recetas.
La verdad es que sembrar y ver crecer un árbol de naranjo puede ser muy sencillo, el secreto del éxito está en darle los cuidados básicos que todo cultivo debe de tener. Otro punto a tener en cuenta es que se trata de una planta que puede tardar en crecer, pero una vez que la veas desarrollarse cada temporada, no te vas a arrepentir. En esta nota te vamos a enseñar a como tener este árbol frutal en casa, y en una maceta.
El naranjo es una especie subtropical que no aguanta temperaturas por debajo de los 0 grados y, por lo tanto, tampoco sobrevive a las heladas. Es por esto que, en un clima subtropical como el de Misiones, sus cuidados durante el verano no serán tan estrictos.
Además, requiere de mucha luz para desarrollar bien sus frutos, aunque también necesita un ambiente húmedo, tanto en el aire como en el suelo, prefiere la tierra no caliza, arenosa, profunda y fresca y es sensible a la salinidad. Por otra parte, hay que protegerlo del viento.
La siembra
Para comenzar el proceso, se deberá separar los elementos necesarios: una maceta grande, tierra abonada, mantillo, 6 semillas de naranja (si es casera mejor), sino las que se compran en la verdulería.
Una vez que se cuente con todo lo necesario, se debe llenar la maceta (resistente y amplia) con la tierra abonada y sustrato a ¾ de su capacidad y realizar aproximadamente cinco orificios con 3 centímetros de profundidad y una distancia de cuatro centímetros entre sí. Una vez que preparada la maceta, vamos a colocar las 6 semillas, dos por cada hoyo y cubrimos con sustrato. Una vez plantadas las semillas, realizamos un riego cuidadoso con un poco de agua.
Se deberá tener muy en cuenta que, a partir del momento del sembrado, se debe exponer el cultivo a los rayos indirectos del sol, tener paciencia y llevar a cabo los cuidados básicos que necesita para poder crecer.
Los cuidados
Ya que el naranjo es una especie subtropical, habrá que cuidarlo de los últimos fríos del invierno, incluso, en las noches frías de primavera, ya que suelen haber heladas tardías y aquello podría complicar el desarrollo de la planta. La temporada ideal para este cultivo es el calor de la primavera y verano.
La planta de naranja precisa de mucha luz y temperaturas cálidas para dar frutos, también, es importante que la planta se desarrolle en un ambiente húmedo. De todas maneras es recomendable regarlo cuando la tierra se seca, por que el exceso de agua puede echar a perder sus raíces.
Si se busca lograr un árbol sano y fuerte, habrá que aportar a la tierra un fertilizante o sustrato para cítricos y así poder tener pronto ese árbol de naranjo dentro del huerto en la casa que seguramente dará grandes frutos.
Medidas para la prevención del HLB durante el frío
El Huanglongbing (HLB) es una plaga de los cítricos causada principalmente por la bacteria Candidatus Liberibacter asiáticus (aunque hay otras formas de la bacteria que también provocan la enfermedad), que afecta a todas las plantas de cítricos y algunas plantas ornamentales como el mirto (Murraya paniculata).
La enfermedad se difunde a través del uso del material de propagación infectado (yemas o partes vegetales) y por un insecto vector llamado Diaphorina citri que, al alimentarse de una planta enferma de, es capaz de adquirir la bacteria y transmitirla a otras plantas sanas cuando se alimenta de estas.
El psílido asiático o chicharrita de los cítricos (Diaphorina citri) es un insecto capaz de transmitir la bacteria causal del HLB.
Al alimentarse de una planta enferma es capaz de adquirir la bacteria causal de la enfermedad y transmitirla al alimentarse de una planta sana, provocando que esta también se enferme.
Una vez que una planta se infecta, no existe hasta el momento ninguna alternativa que permita restituir la salud de la misma, por lo que indefectiblemente muere.
Respecto a los síntomas, si se observa el aspecto general de la planta se puede ver un amarillamiento sectorizado que luego se transformará en un desmejoramiento general.
Por otro lado, en las hojas pueden aparecer moteado difuso, nervaduras amarillentas y formación de tejido de aspecto corchoso.
Mientras que en las frutas puede presentarse asimetría, maduración invertida, cáscara más gruesa de lo normal, aborto de las semillas, aumento de la acidez y caída prematura.





