La aprobación de la Ley de Talles en Argentina representó una conquista largamente esperada por quienes luchan no solo por una moda más inclusiva, sino por el reconocimiento y la aceptación real de todos los cuerpos. La Ley N° 27.521 fue sancionada el 20 de noviembre de 2019 y reglamentada el 11 de junio de 2021 mediante el Decreto 375/2021.
Su objetivo es establecer un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI), basado en un estudio antropométrico de la población argentina, para garantizar que todas las prendas destinadas a personas a partir de los 12 años se fabriquen y comercialicen siguiendo medidas estandarizadas.
Sin embargo, su implementación efectiva sigue siendo una deuda pendiente en varias provincias, entre ellas Misiones. Aunque el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) completó en 2021 el Estudio Antropométrico Argentino (EAAr), la falta de decisión política y de continuidad administrativa impidió la plena aplicación de la norma. Hasta hoy, muchas marcas continúan utilizando sus propias tablas de talles, lo que genera falta de uniformidad, dificulta el acceso a la vestimenta adecuada y atenta contra el espíritu de la ley.
“La ley está parada hace un montón de tiempo”
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Karla Maciel, modelo Plus Size, activista e influencer por la diversidad corporal, compartió su mirada sobre el estado actual de la normativa “Por lo pronto no hay avances ni novedades al respecto, la ley está parada hace un montón de tiempo. Desde que se aprobó y se reglamentó, quedó ahí”, advirtió. Según explicó, la falta de aplicación efectiva no se debe a la falta de interés de la población, sino a la falta de “preocupación de quienes están en el poder político hoy porque eso sea una cuestión de agenda”.
La activista señaló que aún falta conformar el consejo consultivo y la tabla de talles prevista en la ley, y que mientras tanto “las marcas tienen sus propias tablas de talle, decidiendo de manera arbitraria hasta qué talle producir. Los talles deberían estar informados con las medidas y eso no está pasando”, afirmó.
“Hay marcas que deciden trabajar con una curva completa como hasta el 70 o 72 y hay marcas que deciden trabajar hasta el 54 o 60 como mucho”, confesó.
Karla también denunció la escasa representatividad en el Estudio Antropométrico Nacional: “De acá de Misiones a nadie se le convocó ni siquiera, siendo que Misiones tiene una gran influencia de inmigrantes, entonces nuestros cuerpos son súper diversos”.
La escasa oferta de talles en locales de Posadas

Respecto a la situación local, Maciel describió un panorama limitado: “Hoy en el centro te puedo decir que como mucho vas a encontrar cinco locales donde vas a encontrar toda la curva de talles”.
Si bien reconoció que existe una leve mejoría respecto a años anteriores, la experiencia de buscar ropa sigue siendo limitada y desalentadora: “Yo ya ni siquiera voy a los locales del centro porque ya sé que no voy a encontrar nada para mí, y con lo que encuentre me voy a tener que conformar. En ese sentido no cambió demasiado a cuando yo era adolescente”.
“Sí hay una diferencia en que por lo menos esta la posibilidad de encontrar en algunos locales, que es mejor que no tener nada, antes ni eso, me acuerdo que me frustraba porque sabía que al lugar donde vaya no iba a encontrar nada para mí, y tenía que pedirle a mi mamá que me termine haciendo algo”, recordó.
“Mientras abundan las opciones en otros talles más chicos, estándar, que tampoco me gusta decir estándar, pero es lo común, lo que vos encontrás en cualquier lado, es mucho más accesible que encontrar talles grandes”, resaltó.
Elegir qué ponerse, un privilegio
Frente a esta situación, señaló que en el último tiempo también están surgiendo algunos showrooms que se dedican a la venta exclusiva de talles grandes: “Es más una cuestión de voluntad que de imposibilidad económica, es decisión del comerciante decir ‘bueno, hay una alta demanda y poca oferta de esto, voy a hacer un balance’, lo que no hay es conciencia social al respecto de este tema”.
En su análisis, Karla sostuvo: “No somos conscientes, pero viene de un lugar de privilegio el poder elegir qué ponerse”, refiriéndose a quienes históricamente no tuvieron que preocuparse por encontrar ropa de su talla.
“Hay gente que vende ropa que toda su vida tuvo el privilegio de elegir y no se pone a pensar en si puede vestir otros cuerpos, en la posibilidad de brindarle el derecho básico a una persona de vestirse, no existe ese interés”.
La activista incluso advirtió que “todavía hay locales donde vos te vas y hacen diferencia de precio por el talle, por ejemplo, vos compras un 48 y te sale un precio, compras un 50 y te sale un precio, y compras un 34, un 40 y te sale otro precio más barato”.
“Lo que más fácil y más barato de conseguir es la ropa en talles estándares, del 34 al 46, ni siquiera 46, 42 como mucho”, remarcó.
“Nunca vi un cuerpo como el tuyo”
El recorrido de Karla en el activismo surgió de una necesidad personal: “Todo empezó cuando decidí subir un par de fotos a mis redes sociales y darme cuenta, buscando fotos, que no tenía fotos de cuerpo completo. Ahí dije, ¿cómo? ¿por qué?”, compartió.
“Ahí me puse a reflexionar al respecto de como una siempre muestra su mejor versión en las redes sociales, entonces en base a eso yo tampoco iba a mostrar mi cuerpo, porque siempre consideré que mi cuerpo estaba mal”.
También recordó que, en 2019, mientras cursaba su carrera de producción y dirección de radio y televisión, eligió esta temática para su documental final, sin saber aún que su camino la llevaría a ser activista por la diversidad corporal. “En ese entonces a mí me pasaba algo que yo no sabía cómo llamarlo, que era el gran problema que tenía yo, llevarlo a un tema de documental, y era que no conseguía ropa para vestirme. Era un problema mío, pero yo sabía que no era la única y tampoco veía que se hablara o se mostrara mucho eso en redes o en los medios”.
“Me acuerdo que cuando comencé a trabajar con algunas marcas y showrooms, me tocó hacer pasarela con un local, y la verdad que fue la primera vez que tuve contacto así con la gente, frente a frente, y me acuerdo que cuando bajé del escenario, de la pasarela, una señora me dijo ‘nunca vi un cuerpo como el tuyo en la pasarela’, y eso a mí me quedó para siempre, sentí que era necesario y que algo estaba haciendo bien”, afirmó.
“Le hablo a la Karla adolescente que fui”
Pese a todo el camino recorrido, Karla advirtió que “el estigma sigue siendo un montón”. Sin embargo, consciente de su rol como referente, Karla apuntó a que su norte es el mensaje que busca transmitir: “Mi público en general son chicas mayores de 20 años, pero también hay chicas chiquitas que me siguen, adolescentes, y la verdad que yo siempre pienso que a mí a esa edad me hubiese encantado ver o escuchar que existen otros cuerpos y todo lo que intento comunicar hoy, que alguien me lo hubiera dicho. Siempre pienso en eso. Entonces un poco le hablo a la Karla adolescente que fui”.
“A mí sí se me exige por ser un cuerpo gordo”
Respecto a su estrategia de comunicación, explicó que “lo que más hago es existir literalmente, mostrarme existiendo. Eso es también hacer activismo, implícito, sin decirlo”.
Destacó que, incluso el acto de comer en público resulta un gesto de militancia: “Hay toda una cuestión que tiene que ver específicamente con la gordofobia. Es que a la gente le incomoda ver un gordo comiendo y disfrutando de la comida”.
Agradeció la oportunidad de correrse de los espacios tradicionales y ser imagen de marcas de ropa, bikinis o incluso de alimentos: “Todos comemos, todos usamos traje de baño. Fijate, capaz vos te sentás a comer una hamburguesa y nadie te va a mirar feo. A mí sí se me exige, por ser un cuerpo gordo, estar comiendo ensalada o estar comiendo fit todo el tiempo. También se me exige ir al gimnasio, y si voy al gimnasio, en el gimnasio me miran mal”.
Sobre la evolución personal que transitó, afirmó: “Mucho tiempo también yo decía cosas que no hacía. Eso también fue mi gran evolución conmigo misma, pude ir más allá de la teoría y aplicarla a mi vida. Siempre hablo que se trata no de aceptarse, sino de convivir con una misma”, concluyó.





