La hegemonía sobre la comunicación en redes que el Gobierno argentino logró durante la campaña y el primer año de gestión comenzó a erosionarse a partir de errores no forzados y de gruesos fallos viscerales de un tiempo a esta parte.
La inflación vuelve a ocupar buena parte de las preocupaciones cotidianas, el caso “$LIBRA” puso al Presidente de la Nación en el centro de un escándalo de alcance internacional, la severidad (no seriedad) con la que aborda y trata temas como las jubilaciones, el agotamiento por discusiones irrelevantes que el mismo Gobierno plantea como “ideología woke”, entre otras cuestiones, mellaron el éxito digital que ostentaba el oficialismo y lo ponen en la vía del éxito político y económico como único recurso para validar tanta propaganda.
En algún punto los memes, los latiguillos y hasta las canciones tribuneras dejan de ser efectivas si los resultados no acompañan. Les pasó a todas las administraciones anteriores y esta vez no tenía que ser distinto.
El escenario, sin embargo, es incluso favorable: con la macro ordenada y el cepo flexibilizado, es hora de plasmar en el terreno tanto éxito discursivo.









