En un contexto global donde la crisis climática se agrava día a día, las soluciones que logran integrar la producción agrícola con la conservación del medio ambiente se han convertido en herramientas esenciales para contrarrestar el cambio climático y sus efectos devastadores.
En Argentina, un país con una fuerte tradición ganadera y vastas extensiones de tierra, los sistemas silvopastoriles (SSP) están emergiendo como una respuesta innovadora y prometedora.
Estos sistemas no solo destacan por sus múltiples beneficios ecológicos, como la captura de carbono y la mejora de la biodiversidad, sino también por su potencial económico al permitir a los productores acceder a mercados de bonos de carbono, un mecanismo que recompensa la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), una institución referente en investigación agropecuaria, está liderando estudios en Misiones y Corrientes con el objetivo de perfeccionar la implementación de los SSP.
Los trabajos realizados por los equipos técnicos de las Estaciones Experimentales Agropecuarias (EEA) de INTA Cerro Azul y Montecarlo han demostrado que los SSP incrementan la eficiencia en la producción de carne.
Al mismo tiempo, reducen significativamente las emisiones de metano (un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono) y disminuyen la huella hídrica en comparación con el sistema tradicional de pastoreo a cielo abierto, que predomina en muchas regiones del país.
Carne y madera de calidad
Luis Colcombet, ingeniero agrónomo de la EEA INTA Montecarlo, explicó que los ensayos están diseñados para abordar las debilidades específicas de cada región en la adopción de los sistemas silvopastoriles.
En Misiones, una provincia con un clima subtropical y suelos fértiles, se busca complementar la producción de carne bovina con la obtención de madera de alta calidad, utilizando especies forestales seleccionadas por su valor comercial y su adaptabilidad al entorno.
En Corrientes, en cambio, la integración de árboles en los pastizales permite diversificar los ingresos de los ganaderos al sumar la venta de madera de buen valor, un recurso que además mejora las condiciones del terreno.
“Nos enfocamos en medir la huella ambiental, analizando indicadores como la captura y emisión de carbono, así como el contenido de materia orgánica en el suelo, que es clave para la fertilidad y la resiliencia de los ecosistemas”, detalló Colcombet, destacando cómo estos factores contribuyen a un modelo más sostenible.
Reducción de emisiones
Uno de los pilares de esta investigación es la medición del metano entérico, un gas de efecto invernadero generado durante el proceso digestivo de los rumiantes, que representa una porción significativa de las emisiones del sector ganadero.
Mauro Loto, ingeniero agrónomo del equipo técnico, describió que las mediciones se realizan mediante una técnica avanzada que recolecta los gases emitidos por los animales usando un sistema calibrado al vacío, permitiendo obtener muestras continuas y precisas durante cinco días consecutivos.
Este ensayo compara el desempeño de un sistema silvopastoril con el pastoreo tradicional a cielo abierto, evaluando variables como la producción de pasto, el rendimiento en carne, el crecimiento de los árboles y el consumo de agua.
“En primavera, observamos una reducción significativa en la producción y emisión de metano por kilo de peso vivo ganado”, adelantó Loto.
Este avance se atribuye, en gran medida, al comportamiento del pasto jesuita gigante, una especie que exhibe un crecimiento particularmente vigoroso tras el invierno, lo que mejora la ganancia de peso en los animales y diluye las emisiones basales de metano, explicó el especialista.
Menor consumo de agua
Por su parte, Emilio Maidana, ingeniero agrónomo de la EEA INTA Cerro Azul, resaltó otro beneficio clave de los SSP: la reducción de la huella hídrica.
“La mayor eficiencia en la producción de carne, lograda gracias a la combinación de pasturas y sombra proporcionada por los árboles, se traduce en un menor consumo de agua por unidad de producto, lo que refuerza el valor ambiental de estos sistemas”, afirmó.
Este aspecto es especialmente relevante en un contexto de creciente escasez hídrica en diversas regiones del mundo.
Beneficios adicionales
Los sistemas silvopastoriles van mucho más allá del simple secuestro de carbono. Además de mitigar emisiones, generan una amplia gama de beneficios adicionales, como la producción de madera de calidad, forrajes para el ganado y alimentos, al mismo tiempo que promueven la biodiversidad y contribuyen a la conservación del suelo al prevenir la erosión y mejorar su estructura.
Según los autores del estudio, los SSP permiten modular la provisión de servicios ecosistémicos a largo plazo, lo que resulta en una agricultura más resiliente y sostenible, perfectamente alineada con los desafíos impuestos por el cambio climático.
En las zonas ganaderas de Argentina, su implementación a gran escala podría reducir de manera notable las emisiones de gases de efecto invernadero, como el metano y el óxido nitroso, ambos liberados durante la digestión del ganado y la descomposición de materia orgánica.
Al fomentar la regeneración natural del paisaje y diversificar los usos del suelo, los SSP no solo mejoran la calidad del terreno, sino que optimizan la producción ganadera, haciéndola más eficiente y menos perjudicial para el medio ambiente.
Lo que antes se percibía como una contradicción insalvable entre productividad y conservación ambiental ahora se revela como una oportunidad estratégica para el sector ganadero argentino.





