Según el diccionario la paciencia es soportar algo sin alterarse. La paciencia es un don. En los tiempos que estamos viviendo donde la inmediatez es lo que buscamos, es necesario para nuestra salud practicar la paciencia y aprender a esperar. Pero entre desear y esa paciencia hay una diferencia. Ya que el mundo donde vivimos no es precisamente tranquilo.
Hay un proverbio persa que dice: “La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces”. Todo en nuestra cultura tiene que ser ya y esto nos lleva a vivir con ansiedad y rápido. Pero la vida no es así, en la vida todo tiene su tiempo.
Solo tenemos que pensar en plantar una semilla y ver cuánto tiempo necesitamos para que brote la planta, y luego cosechar los frutos.
Viendo todos los avances tecnológicos, creemos que podemos acelerar ciertos procesos de la vida o la naturaleza y cuando lo hacemos comienzan los problemas.
“El tiempo es oro”, es una frase que escuchamos, esto nos dice: “no hay tiempo que perder”.
Fuimos educados para hacer, así que creemos que tenemos que estar ocupados y haciendo, ya que si no haces parece que la vida pasa. Esta creencia nos llena de ansiedad, ya que la vida va a pasar igual. Esta forma de vivir nos trae problemas físicos, mentales que se ven reflejados en la falta de paciencia que tenemos en nuestra sociedad.
No solo no sabemos esperar sino que educamos a nuestros hijos con ese acelere, así que hemos convertido a nuestra sociedad en el mundo del: “ya”. Todo rápido, comidas, noticias, entretenimiento, pero hay cosas que por más que apuremos no escuchan estos tiempos porque tienen los suyos, por ejemplo, la salud, el amor, los vínculos y la naturaleza.
Hoy vivimos pensando en el mañana, en por las dudas, para sentirnos seguros, pero nos perdemos el presente. Para cultivar la paciencia es necesario bajar el ritmo, desacelerarnos, darnos tiempo para respirar, meditar, observar y sentir.
Vivir más lento no significa, sentarse a esperar que la vida pase, sino todo lo contrario, es vivir intensamente cada momento, intenso no es rápido, sino ¡profundo!
Hoy los invito a observar su vida y preguntarse: ¿vivo acelerado? ¿El tiempo no me alcanza? ¿Todo pasa rápido? Cuando tengo que esperar, ¿qué siento?
Pensemos que ser pacientes es observar la vida y aprender de ella, mirar todo como si descubriéramos por primera vez el mundo, como un niño, tómense ahora un minuto para mirar todo con atención, respirar y solo agradecer. Para desarrollar la paciencia también hay que tener paciencia y practicarla.
Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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