En las horas finales de un mandato que pasará al archivo como uno de los peores de la historia argentina, se vuelve indispensable advertir que la soberbia nunca es buena consejera cuando se trata de administrar crisis con especulación.
Entre muchos otros fracasos rutilantes, Alberto Fernández será recordado como el Presidente que minimizó el impacto del dólar paralelo en la economía real y que dejará el poder con un dólar paralelo que aumentó más de 1.300% durante su mandato.
Llegó diciendo que, como era informal, no tenía efectos en la economía, y se despide de la Casa Rosada con una devaluación del 540% en el oficial y un paralelo rozando los cuatro dígitos. Fernández asumió con un minorista a 63 pesos y un blue que se podía conseguir a 69,5 pesos.
Los niveles vistos ayer, último día hábil del mandato de Fernández, hablan de un monumental fracaso en este rubro. Al fin y al cabo, las restricciones y cepos, únicas alternativas planteadas por el Gobierno, terminaron de hundirlo.





