Este martes se cumplen 22 años de aquel 19 de agosto de 2003, cuando un atentado bomba en el hotel Canal de Bagdad se cobró la vida de 22 trabajadores humanitarios, entre ellos el representante especial del Secretario General de la ONU para Irak, Sergio Vieira de Mello.
Cinco años más tarde, la Asamblea General adoptó una resolución que designaba esta fecha de cada año como Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.

Sin embargo, desde entonces, más de 5.000 trabajadores humanitarios fueron asesinados, heridos o secuestrados, y en la década de 2010-2019 hubo un aumento del 117% en los ataques con respecto a 2000-2009.
Según las cifras que aporta la ONU, la situación sigue empeorando. En 2021, 460 trabajadores humanitarios sufrieron ataques: 140 fueron asesinados, 203 heridos y 117 secuestrados, con principal foco en Sudán del Sur, Afganistán y Siria. En 2022, fueron 444 trabajadores con 118 muertos. En 2023 sumaron 261 víctimas fatales, además de 196 heridos y 78 secuestrados. El año pasado, sin embargo, fue el más mortífero para los trabajadores humanitarios desde que existen registros: solo en ese 2024 murieron más de 380, algunos en acto de servicio y otros en sus hogares, mientras que cientos más resultaron heridos, secuestrados o detenidos. Y hay motivos para temer que 2025 sea peor.

Cada año, el Día Internacional de la Ayuda Humanitaria se centra en un tema, reuniendo a socios de todo el sistema humanitario para abogar por la supervivencia, el bienestar y la dignidad de las personas afectadas por las crisis y por la seguridad de los trabajadores humanitarios.
Este 2025, el mensaje es claro: el sistema humanitario está al límite de sus posibilidades, con financiación insuficiente, desbordado y bajo ataque.
“El sistema está fallando no solo a los trabajadores humanitarios sino también las personas a las que sirven. Ya no estamos en una encrucijada. Estamos al borde del abismo. Las necesidades aumentan. La financiación disminuye. Y los ataques contra los trabajadores humanitarios están batiendo récords”.
El lema de este año, #ActúaPorLaHumanidad, pasa a la acción y plantea “convertir la indignación mundial en presión real sobre quienes ostentan el poder” para:
- Proteger a los trabajadores humanitarios y a los civiles a quienes sirven
- Respetar el derecho internacional humanitario
- Financiar los recursos vitales que decimos apoyar
“Con demasiada frecuencia, el mundo mira hacia otro lado, incluso cuando estos ataques violan el derecho internacional. Se ignoran las leyes destinadas a proteger a los trabajadores humanitarios. Los responsables quedan impunes. Este silencio, esta falta de rendición de cuentas, no puede continuar”, alerta la ONU.
“Si no podemos proteger a quienes salvan vidas, ¿qué dice eso de nosotros? Si permitimos que esto continúe, corremos el riesgo de perder no solo un sistema, sino también nuestro sentido de humanidad”.
Fuente: ONU









