
Después de la pandemia y el retorno paulatino a las actividades, la lucha misionera vuelve a plantar bandera a nivel nacional. Y no se queda sólo en eso: dos de los referentes de la tierra colorada entrenan actualmente en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), en Buenos Aires, de cara a los próximos compromisos internacionales.
Se trata de Ricardo Báez (25) y Mauricio Lovera (20), que no se andan con chiquitas. Ricky, un experimentado, afronta su segundo ciclo olímpico en busca de la clasificación a los próximos JJOO de París 2024. Y Mauri, quien se avizora como principal heredero, se prepara para debutar en los Primeros Juegos Panamericanos de la Juventud, que arrancarán a fin de mes en Cali, Colombia.
“Estamos a full, todo el día entrenando. Acá en el CeNARD vinimos algunas semanas atrás y nos quedaremos hasta diciembre, porque tenemos una clínica especial junto a los mejores del país”, coincidió el dúo a EL DEPORTIVO, con la expectativa puesta en lo que se viene.
Promesa cumplida
Lovera, en realidad, ya dejó de ser promesa para transformarse en una realidad. Eso mismo vieron los entrenadores nacionales, quienes lo convocaron a la Selección Argentina juvenil.
Y entonces Mauri encendió motores y se ganó su lugar en una cita épica: será uno de los argentinos -y hasta ahora, uno de los únicos misioneros- que participará de los Primeros Juegos Panamericanos de la Juventud, la versión junior de los Juegos Panamericanos convencionales.
La cita es del 25 de noviembre al 5 de diciembre, con la participación de atletas de 41 países, divididos en una treintena de deportes. Mauri competirá en lucha libre, hasta 65 kilogramos. Y ya palpita el viaje.
“Viajo a Cali el 28 de noviembre y tengo fecha de competencia para el sábado 4 de diciembre. Tengo en mente buscar un podio”, asegura Lovera que promete pelear incluso por el oro. Es que el primer puesto, además, tiene como extra la clasificación a los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, sucesores de Lima 2019.
El luchador posadeño entrena a diario en doble turno en el CeNARD, donde comparte habitación con el propio Báez. Horas atrás se sumó a las prácticas el cordobés Agustín Destribats, representante argentino en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio, quien entrenará junto a los misioneros.
“Ahora estoy tratando de pulir algunos detalles como la táctica. Y corrigiendo algunos puntos de la postura, las posiciones y el dominio del combate”, detalla Lovera.
“Cuando me pongo a pensar en que voy a estar allá, me da un poco de ansiedad, es como que se me empieza a acelerar el pulso. Va a ser la primera vez que compita en un torneo tan grande”, se emociona Mauricio.

La cabeza en París
“Todos tenemos mucha fe en Mauri. Está entrenando muy bien, se lo ve muy fuerte, rápido, potente. Tiene unas condiciones tremendas”, confía Ricardo Báez a EL DEPOR respecto a su coterráneo y actual compañero de entrenamientos.
Báez suma innumerable experiencia internacional a lo largo de su carrera, al punto que en el último Preolímpico, en Canadá, quedó a una pelea de la clasificación a los JJOO de Tokio. Por eso, el misionero que compite en lucha libre hasta 97 kilogramos tiene sed de revancha de cara a París 2024.
“Yo me estoy preparando, primero, para el Panamericano de lucha que se va a realizar en Santiago de Chile, en mayo venidero. Ese torneo es clasificatorio para los Juegos Panamericanos 2023, así que vamos en busca del podio para clasificar. Y después están también los Juegos Odesur Asunción 2022, en octubre del año próximo. Es la cita más importante de Sudamérica”, indicó Ricardo, quien guarda un grato recuerdo de la última edición: fue medalla de plata en Cochabamba 2018.
“Es importante estar ahí y que me vaya bien. Por eso, voy con todo, en busca del oro. Todos estos torneos me sirven como preparación para el clasificatorio olímpico hacia París, que se va a hacer en 2024, unos meses antes del inicio de los Juegos Olímpicos”, sintetizó Báez.
Agregó además, “todas las medallas que pueda obtener en ese proceso me van a ayudar también para que el ENARD avale los viajes de preparación que se vienen. Por todo eso, es clave que me vaya bien en 2022”.
Uno de los puntos que Ricky tiene a favor es la experiencia. Y no sólo se trata de los entrenamientos que durante el último ciclo olímpico realizó en Rusia, otros tantos países del Viejo Continente e incluso Irán.
“Este nuevo ciclo olímpico me agarra con más experiencia, con más laburo y con otra cabeza. En el anterior, tuve muchos altibajos y eso me afectó de cara a Tokio. Ahora estoy enfocadísimo en París, sé que tengo todas las condiciones para estar en los próximos Juegos Olímpicos. Sé que este es el momento de entrenar a full y dejar todo para buscar la clasificación”, cerró el luchador misionero.




