BERNARDO DE IRIGOYEN. El Parque Turístico Ambiental de Integración es un ambicioso proyecto enclavado en la frontera argentino-brasileña con límites hacia el municipio de Dionisio Cerqueira (por el lado brasilero) y Bernardo de Irigoyen. Se preveía su final de obra para el año 2011, pero hoy a fines del 2012 las mismas continúan ejecutándose. En un principio significó un desembolso de 10,5 millones de pesos por el lado argentino y de 6 millones de reales para el brasilero.La historia de este parque arrancó mal porque el 12 de enero del 2011 (bajo la administración municipal del ex alcalde Jorge Gandulla), debido a la falta de medidas de seguridad y señalización, murieron ahogados cuatro chicos irigoyenses lo que vistió de luto a la comunidad local. Hoy, aún no hay responsables por tamaño descuido. PreocupaciónPor algún motivo -posiblemente el económico- el proyecto original de Parque Turístico Ambiental de Integración estaría sufriendo sustanciales modificaciones en su ejecución del lado argentino. Eso fue admitido por el intendente municipal días atrás, cuando un grupo de vecinos se acercó al Concejo local planteando las graves diferencias entre proyecto y obra, portando datos concretos de las mismas. Allí, Edgardo “Chichín” Aquino se comprometió a hablar con el gobernador y ponerlo al tanto de lo que está ocurriendo.Este proyecto fue licitado y ejecutado por medio de una UTE (Unión Transitoria de Empresas) con una empresa del lado argentino y otra de Brasil (Dionisio Cerqueira, Barracão y Bom Jesus do Sul).Al inicio de obra el arquitecto Diego Giménez, uno de los pilares del proyecto, al momento de iniciarse la ejecución había dicho: “La idea es hacer un parque de integración con Brasil como consecuencia de la convivencia armoniosa en la frontera, por eso más que nada se llevó a cabo el desarrollo de este proyecto con una integración concreta. Son más o menos 3.000 metros de extensión en 60.000 metros cuadrados aproximadamente”. En ese momento explicó que “la primera etapa comenzará en febrero de 2010 con un desembolso de 10 millones de pesos y en Brasil habrá una inversión a la par de 6 millones de reales. El plazo de ejecución de las obras será de un año, pero nuestro objetivo es finalizarlo para fines de 2011 si Dios quiere…”. Estamos cerrando 2012 y la obra todavía no está finiquitada.Pero la gravedad del caso es otra, más allá de no haberse concluido. La iluminación, veredas, bancos, faroles, canteros, paseos, habrían sido “achicados” y hasta el anfiteatro habría sido “retocado”, encontrando en algunos casos modificaciones groseras de hasta más de un 50% con respecto al proyecto original. Obra pública: un negocio millonario (para algunos)PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso a los planos originales y de eso se desprende que alguien está haciendo muy mal las cosas, no solo por falta de control, sino porque alguien se estaría beneficiando con “estos cambios” en desmedro del proyecto y de los futuros beneficiarios. Además, el presupuesto original fue ampliado en casi cuatro millones de pesos. La situación se vería agravada por la falta de dirección técnica de la obra; si bien en una primera etapa estuvo a cargo de un ingeniero, el actual responsable de obra sería otro que visita la misma cada quince días y la responsabilidad recae en un obrero que no tendría título profesional que lo habilite para estar al frente de una obra de esta envergadura.En el “Proyecto Unificado Original”, Brasil y Argentina iban a tener el mismo mobiliario urbano, bancos, basureros, iluminación, pero los del lado argentino, ya no serían los mismos que los de Brasil, país que si ha respetado el proyecto original.Por ejemplo: de las 17 luminarias grandes que figuraban, sólo estarían contempladas colocar no más de seis en Irigoyen.Las veredas figuraban con un ancho de 3,5 metros, ahora no tendrían más de 1,5 metros.El anfiteatro también habría cambiado sustancialmente su diseño, al igual que lugares donde debían ir escalones de cemento fueron reemplazados por césped, y varios caminos que tenían que construirse de forma zigzagueante, lo hicieron en forma recta. El objetivo parece ser siempre el mismo, reducir los costos sin respetar el proyecto original lo que desnuda la falta de compromiso de los argentinos. La tragedia que enlutó a una comunidadHace ya casi dos años (12 de enero del 2011) fallecieron ahogados en las entonces recientemente comenzadas obras del parque turístico de integración cuatro menores, cuatro gurises del municipio de Bernardo de Irigoyen: Marisela Sosa (9), su hermano Fabián (6) y Angélica Monzón (7) y su hermana Beatriz (11), 4 pibes de humildes familias que cometieron el error de, en esa calurosa tarde estival, querer refrescarse un poco en la laguna que se había conformado por la extracción de tierra. No había vallas de contención ni muro ni advertencias claras sobre la peligrosidad de la inmersión en dicha “laguna”; ni siquiera había personal de ningún tipo controlando que nadie lo haga. No había prevención de ningún tipo. La tragedia se podía haber evitado.El intendente en ese momento era Jorge Oscar Gandulla cuya actitud desde un primer momento fue la de tratar de deslindarse de toda responsabilidad apuntó: “No hay obras realizadas todavía, todavía estamos en el proceso de limpieza y no se estaba trabajando con la empresa brasileña por las vacaciones” declaró a los medios provinciales, y también: “Se dijo que esto era una obra. En realidad esto es un proyecto para una obra y lo único que se hizo fue sacar las malezas. Si es que se puede considerar culpable a la empresa y a la Municipalidad, creo que no es momento de encontrar culpables, porque los padres deben estar pasando por un dolor incomparable”, cuando en realidad la obra ya estaba iniciada, de hecho ya se había hecho el dragado de la zona que al juntar agua de lluvia conformó la letal “laguna”. Han pasado 23 meses todavía no hay responsables, el crimen de estos cuatro chicos misioneros sigue impune.





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