POSADAS. En el Teatro Lírico del Centro del Conocimiento hizo su segunda presentación para el público posadeño el joven y genial pianista argentino Horacio Lavandera. Como lo dijeran en EspañaCon el recital de seis piezas programadas en dos partes -a las que se agregaron dos bises-, al muchacho de 28 años que empezó a tocar desde muy pequeño y que a los 16 ganó uno de los premios más importantes que otorga la Scalla de Milán, le bastó para demostrar sus cualidades. Tal como lo dijera tiempo atrás el diario ABC de Madrid “Lavandera ha apabullado con su impecable articulación, exacto toque, diáfano discurso, exacta dinámica, sorprendente concentración e infalible memoria. “A veces el vocablo “virtuosismo”, se adjudica ligeramente a intérpretes que son apenas destacables; en el caso Lavandera, aquella palabra debiera tener una acepción superlativa ya que todo lo que el madrileño periódico le atribuye (y que no sin razón lo hace), es preciso agregar que este pianista argentino tiene un poder inefable de comunicación. Sonrisas y mutismoCon una sonrisa omnipresente (que no se le borra siquiera cuando algún desprevenido aplaude cuando no corresponde), con tres inclinaciones a manera de saludo al llegar y al finalizar cada entrega, Lavandera llega a esa región del ser humano que entre filósofos y religiosos llaman alma, espíritu, mente, intelecto, etcétera, sin más (ni nada menos), que su forma de arrancarle al piano hasta lo más oculto de su alma -otra vez la palabra-, musical.Es así que la sala del Lírico se transformó en el contenedor de una convocatoria en la que desde el escenario reinaba la música y en la platea un silencio casi audible. Con la última nota de las interpretaciones ese silencio es reemplazado por el estallido del entusiasmo en aplausos, los “¡bravo!” y entre todo ello, los comentarios.“¡Maravilloso!”; “Ese piano bajo sus manos suena como un órgano”, “Es un prodigio” y otras por el estilo. La hora de los bisesFinalizado el recital; salta del asiento y vuelve como por un resorte a sentarse y atacar una pieza del compositor que creemos es su preferido, entregando de Franz Liszt la Rapsodia húngara N° 2 . Es su primer bis, que Horacio brinda aún antes de que se lo pidieran y es que en los gestos del público se intuye el deseo y, sin dudas, este pianista porteño, argentino, mundial, es un gran intérprete. Luego sí, a pedido, vuelve a escena para hacer oír el romántico Nocturno de Frederick Chopin y cierra el recital.Visto en Google (para pensar)Lavandera tocó en eventos públicos frente a miles de personas. 10.000 fueron a su actuación al aire libre para el festival “Actitud Buenos Aires 2007”, con la Camerata Bariloche, interpretando el Concierto 23 de Mozart. Doce mil convocó su interpretación de las sonatas Patética, Claro de Luna y Waldstein de Beethoven al aire libre en 2009 en ocasión de uno de los Festejos del Bicentenario. Apena decir que la sala del Lírico de Posadas completó sólo un 80% de la sala baja. (E.A.)





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