El expediente quedó a consideración de los magistrados y se estima que en los próximos días homologuen el pedido de once años y ocho meses de prisión por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
Por ese hecho había estado prófugo durante varios días hasta que los policías de la Comisaría Segunda de San Pedro y la División Investigaciones consiguieron capturarlo en San Vicente. Eso sucedió desde el 18 de noviembre de 2015. Ya todo indica que ahora pasará varios años más tras las rejas.
Su víctima, “Joselo” Kaiser, era una persona muy querida en San Pedro. Trabajaba como portero del Instituto San Francisco y su muerte dejó en luto a toda la comunidad educativa.
Aquella noche, Joselo llegó a un bar ubicado sobre la avenida Araucaria. Estacionó su Fiat Duna e ingresó al lugar. El tiempo transcurría con normalidad hasta de aproximadamente a las 2.30 él escuchó un estruendo.
Miró hacia afuera y vio que una moto con dos ocupantes había impactado contra su auto. Inmediatamente salió a ver qué era lo que había pasado e intentar dialogar con ellos.
Su idea fue que se hicieran cargo de los daños o al menos esperaran a que llegara la Policía para tomar datos que le sirvieran para una denuncia y un posterior reclamo al seguro.
El pedido fue amable según relataron los testigos, pero fue en vano. El dúo, quienes eran hermanos, no querían entrar en razones. El que manejaba intentó huir del lugar y Kaiser intentó sujetarlo para que no escape.
En ese momento, Sergio, el hermano mayor, extrajo un revolver calibre 22 y le dio cuatro tiros en el pecho a “Joselo”. Los comensales lo llevaron de urgencia al hospital local pero los médicos no pudieron salvarle la vida.
Los hermanos Couto terminaron escapando del lugar. En principio, horas después atraparon al menor en Colonia Paraíso. “Polaco”, de 21 años había quedado lesionado tras colisionar con el Duna. Sabía que lo buscaban y se había ocultado en una zona de malezas. Quedó internado y con custodia.
Pero faltaba el que era apuntado como el autor de los disparos. Los investigadores le siguieron la huella hasta San Vicente. Allí descubrieron que tenía un pariente. Con una orden de allanamiento, ingresaron al domicilio pero no lo encontraron. Pero sí se valieron del teléfono con el que el familiar se estaba contactando con él.
En base a la información que pudieron recabar allí, Sergio Couto estaba aguardando reunir dinero para continuar escapando. A través de engaños, los policías intercambiaron mensajes con él haciéndose pasar por el familiar y pactaron un encuentro en el escondite.
Cuando identificaron la casa en la que estaba oculto, efectivos de San Vicente en conjunto con los de San Pedro, rodearon el lugar y lo detuvieron sin que oponga resistencia.
En tanto, el hermano de Sergio fue alojado en una celda una vez que le dieron el alta en el hospital. Semanas después, fue liberado dado que la investigación lo desvinculó de haber sido quien mató a Joselo.
Muerto de una puñalada
Un año y siete meses después de protagonizar la escena en la que su hermano dio muerte a Joselo Kaiser, Enrique “Polaco” Couto corrió la misma suerte.
El 2 de junio se encontraba en un bar de Colonia Terciado Paraíso, a 13 kilómetros del casco urbano de San Pedro. Allí se desató una discusión con otros dos hombre de 34 y 35 años.
Uno de ellos le asestó un puntazo de arma blanca en la zona del abdómen a “Polaco” e inmediatamente escaparon de allí. La víctima fue trasladada al hospital pero murió en el nosocomio.
A las pocas horas fueron atrapados los dos sospechosos, de los cuales uno de ellos era sindicado como el principal responsable de la muerte de Enrique Couto.
Ese homicidio aún no llegó a la etapa del juicio oral y público, por lo cual, una vez que se ventile el caso en debate, se dilucidará si el que mató a “Polaco” era un familiar de Joselo Kaiser, quien según versiones de los vecinos de San Pedro había jurado “venganza”.
