
Se cumplieron recientemente tres años y seis meses del homicidio del empresario de remises Carlos Manhardt (42). Su familia aún reclama justicia y pide que la investigación no quede archivada. Al día de la fecha no hay detenidos o pistas firmes con respecto al asesino y a su cómplice, teniendo en cuenta que los autores se desplazaban en una moto.
“El autor de los disparos no dijo una sola palabra, incluso cuando la pareja de mi tío lo intentó seguir y le apuntó a la cabeza en señal de que se detuviera. Creemos que si no habló en ningún momento es porque quizás no quería delatar su acento”, dice Vanessa Radke, sobrina de Carlos y quien accedió a dialogar con PRIMERA EDICIÓN.
Carlos fue ejecutado de tres disparos, el martes 21 de abril de 2015 a las 20.30. Estaba junto a su pareja, en el hall de entrada de la vivienda de ella, sobre la calle La Paz, en el kilómetro 10 de Eldorado. Una moto con dos hombres se detuvo frente a ambos. Uno de ellos descendió. Llevaba el rostro encapuchado. Disparó casi a quemarropa. Manhardt murió en el acto.
“Es probable que sea extranjero, estamos seguros que es un sicario, lo que no entendemos es por qué. Carlos no tenía enemigos, yo trabajé en la empresa con él y no teníamos secretos”, afirma Rodolfo “Rudy” Radke, padre de Vanessa y cuñado de la víctima.
“Pasa el tiempo y no tenemos novedades. Se hizo todo lo posible y se aportó todo lo que se pudo, pero se ve que no es suficiente. La causa no avanzó nada más desde aquella oportunidad. Nosotros aportamos lo que teníamos. Insistimos en todo momento en que él no tuvo ningún problema con nadie, de ninguna índole. Carlos me comentaba siempre cuando estaba por hacer una operación en la empresa, y nada. Siempre tuvo todo blanqueado, inclusive si iba a hacer alguna operación o negocio, antes venía y lo consultaba conmigo antes que con el papá. Teníamos una relación buenísima. De haber alguna amenaza, me habría comentado”, aseguró Rudy, quien además de pariente era amigo y socio comercial de la víctima.

Un negocio próspero
Rudy contó que su cuñado comenzó con la empresa hace doce años, desde abajo, y que desde ese momento trabajaban como socios. “Después, en 2008, tuvimos una charla donde me dijo ‘mirá Rudy, estás hecho y derecho, vos te jubilaste y yo me tengo que hacer’. Entonces le contesté ‘metele para adelante’, y a partir de ahí quedó solo con la empresa. Cuando sucedió lo que sucedió, no teníamos competencia, todo iba bien”, recordó.
Al respecto Vanesa, sobrina de Carlos, acotó que “los choferes estaban muy contentos con él, era más que una relación de jefe y empleados. Se llevaban muy bien en cuestiones laborales, para mí está descartado que pudo ser algún inconveniente con algún trabajador. Éramos una familia muy unida y nos contábamos todos los problemas. Así y todo, le comentaba todo a Rudy. El día que todo ocurrió, él estaba en la casa de quien era su pareja. Fue todo diez o quince días antes de que saliera el divorcio. Fue todo muy triste, él tenía un hijo de 10 años que quedó a cargo de la madre. Mi abuela, la madre de Carlos, se enfermó hasta que se entregó y terminó falleciendo en diciembre del año antepasado, sin saber quién fue el asesino. Se llamaba Elva y tenía 72 años. Mi abuelo, Adolfo, tiene 76, es el padre de Carlos y aún vive y, al igual que nosotros, sigue tratando de saber qué pasó. Su nieto, el hijo de Carlos, vive enfrente de la casa de su abuelo, todos los días está en su casa. Lo peor es que no sabemos quien fue”.
“Que la investigación siga”
“Carlos era un simple trabajador que no hizo nada, pagaba impuestos, todo, pero nada, la investigación quedó en cero”, indicó Vanesa, quien rememoró que “la noticia estuvo una semana en los medios y después, nunca más. La verdad que estamos cansados. Pedimos que la causa no se cierre y que la Justicia haga lo que tiene que hacer”.
Seguidamente Rudy habló de una de las pocas pruebas existentes en el expediente. Explicó que “las cámaras de seguridad de un vecino funcionaban, sin embargo nos explicó la Policía que lamentablemente, si bien captaron a los dos motociclistas, entre ellos el autor del disparo, la imagen no era muy buena al ampliarla, de cerca no se apreciaba bien. Más acercaban la imagen, más borrosa se veía”, contó.
Pericias telefónicas
Con respecto a las pericias telefónicas, que significan una valiosa “punta de ovillo” para los investigadores en un caso tan complejo, Rudy dijo que “se llevaron todos los teléfonos que encontraron en la casa, los secuestraron para hacer peritajes. Inclusive había un teléfono en mi casa que, como era de él, se lo entregué a las autoridades. Pero nunca supimos qué surgió de todo eso”.
El familiar apuntó a un crimen por encargo, aunque las causas aún no están claras. “Fue un sicario, porque la pareja de él dijo que entró un tipo con pasamontañas, se le veían los ojos de color marrón y que entró con el arma en la mano. Lo único que hicieron Carlos y ella fue levantar las manos, creyendo que se trataba de un robo, pero ese hombre disparó y escapó en la moto con su cómplice. Fueron directamente a matarlo sin decir ni una palabra. Por eso creemos que era un sicario, por ejemplo brasilero, que no puede disimular la tonada”, argumentó Rudy, quien agregó que “la pareja de Carlos corrió a los asesinos, pero ese ‘pistolero’ le apuntó a la cabeza y no le dijo una sola palabra”.
A la hora de especificar cuáles son las expectativas de cara al futuro, la familia exigió “que la investigación continúe” y pidió la colaboración de la sociedad. “Si alguien puede aportar un ‘hilito’, una pista, algo, que se acerque al Juzgado y que hable con las autoridades. No sabemos si el asesino, por ejemplo, está caminando acá entre nosotros en Eldorado”, especificó.
Por su parte, la esposa de Rodolfo, Lilian Endler, quien a su vez es hemanastra de Carlos, afirmó que todo lo sucedido fue “muy chocante para toda la familia. El papá de Carlos a veces dice que no quiere saber quién fue, pero después dice estar convencido de conocer al autor. Lo que sabemos es que no se profundizó en la investigación, está estancada la causa. La mamá de Carlos falleció el 28 diciembre del 2016 y jamás tuvo una respuesta. Se fue sin saber quién mató a su hijo”.





