
De la “lluvia de inversiones”, que quedará en la historia por no haber llegado nunca, es conocido que el presidente Mauricio Macri lleva unos meses poniendo en práctica otra figura meteorológica, que eligió para hablar de los problemas del país: la tormenta.
En julio pasado, ante empresarios, justificó una corrida del dólar como “una tormenta de frente”. Fue cuando pronunció un furcio: “Estamos enfrentando una tormenta, pero hemos sabido arriar las band…., las velas”.
A mediados de septiembre pasado, tras una nueva corrida bancaria, el presidente Mauricio Macri reunió a un millar de colaboradores (los que quedaron con la reestructuración de su Gabinete), para “alentarlos” a continuar en el rumbo elegido por su administración. Entonces, les dijo que “Sin Cambiemos, esta tormenta hubiese destruido la Argentina”, y refirió a la crisis de 2001.
Más cauto, ayudado por unos días de dólar estable, el Presidente advirtió: “…todavía no pasó la tormenta”. Y ayer, el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, confirmó que se espera que los argentinos se vean sacudidos en octubre por un índice de inflación más alto del previsto por el Gobierno. Entonces, el alerta meteorológico económico está más vigente que nunca.
Porque mayor inflación implica menor rendimiento de los ingresos, acuerdos salariales que se hunden frente a los precios de la canasta básica, más suba de servicios y combustibles, por mencionar algunos efectos.
Vale recordar que el NEA que integra Misiones tuvo el costo de vida más caro de toda la Argentina en septiembre, medición que Sandleris calificó como “el pico” de los aumentos. Ahora, el titular del BCRA dijo que en noviembre recién se podría comenzar a ver una baja inflacionaria. Pero seguirá alta hasta diciembre.
En términos meteorológicos, nos esperan meses nublados, con tormentas fuertes y probables mejoras temporarias en noviembre. Lamentablemente, a esta altura, no hay paraguas que resista el granizo y los vientos fuertes que ya nos azotaron.




