POSADAS. “Hasta el día de hoy no se hizo justicia por mi hijo. Para mí la cosa ya debe estar en el archivo; es una causa perdida”. Raúl Rondinone (65) habla desde el dolor. Su hijo Rubén tenía 26 años cuando apareció muerto a golpes en el departamento que habitaba en Puerto Rico, el viernes 28 de febrero de 2003.El caso tuvo muchas aristas y una sola detención, la de Gladis Mercedes Cabral (29), pareja de Rubén y quien permaneció tras las rejas por casi tres años, hasta que la causa finalmente llegó a juicio oral y fue absuelta por el beneficio de la duda.Ayer se cumplieron exactamente siete años desde que la Justicia liberó a Cabral. Desde ese 2 de diciembre de 2005, además de absolver de culpa y cargo a la mujer, se decretó el regreso del caso a “foja cero”, el mismo estadio en el que quedó hasta hoy, con pocas probabilidades de que alguien vuelva a avanzar sobre la investigación.El mismo dolor por añosEn diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el padre de Rubén Edgardo Rondinone recordó los momentos de dolor después de la muerte de su hijo y la incertidumbre que envuelve a la familia desde que todo quedó en la nada.“Si se hubiese resuelto, como tiene que ser, eso podría haber sido al menos un aliciente, pero hasta el día de hoy no tenemos nada”, repite Raúl sobre la causa que, vuelve a decir, “ya debe estar en el archivo”.El crimen de su hijo sucedió entre la noche del jueves 27 de febrero 2003 y la madrugada del día siguiente. Fue su propia madre quien, sorprendida porque Rubén no era de faltar al negocio familiar, decidió visitarlo en el departamento en el que vivía, sobre la avenida San Martín de Puerto Rico.La mujer encontró una llave, se armó de valor y se dirigió hasta el lugar. Cuando entró, encontró a su hijo sobre la cama. Como acostumbraba, le tocó los pies para levantarlo, pero no recibió ninguna respuesta.Rubén estaba muerto. Tenía dos tremendos golpes en la cabeza que le provocaron pérdida de masa encefálica.Como del inmueble no faltaba nada, enseguida los investigadores le apuntaron a Cabral, pareja de la víctima, quien aseguró que al momento del hecho se encontraba en Capioví.No obstante, el testimonio de los padres de Rondinone, que aseguraron que el día anterior ella y su hijo habían peleado, junto a otros elementos de prueba terminaron por comprometer a la joven. La Policía la detuvo al poco tiempo y la Justicia la procesó como autora del delito de homicidio simple.Cabral estuvo prácticamente tres años en prisión hasta el juicio oral y público, que se realizó entre los últimos días de noviembre y la primera semana de diciembre de 2005.El debate se realizó en el Tribunal Penal 1 de Posadas, en ese momento presidido por la jueza Demetria González de Canteros. Hubo testimonios de las dos partes, pero ninguno convenció al órgano judicial, que finalmente absolvió a Gladis Cabral ante el beneficio de la duda.La única sospechosa que tuvo el caso salió en libertad libre de toda culpa el viernes 2 de diciembre de 2005. Y desde ese momento, el caso volvió a “foja cero”. Siete años después, nadie sabe quién y por qué mató a Rubén Edgardo Rondinone.Lo único cierto y palpable es el dolor de la familia, que no olvida después de casi diez años del homicidio, como dice Raúl, su papá: “Después de todo lo que pasó, uno queda marcado para siempre. El que no lo ha padecido, el que no lo sufrió, nunca puede saber del dolor y de cómo arruinó a toda una familia. Uno sigue viviendo porque tiene que hacerlo, pero la marca queda para siempre. La casa, su foto, las cosas que le gustaban a él, todo nos hace recordar diariamente a Rubén”.





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