BUENOS AIRES. El ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni negó ayer que el Alto Tribunal haya recibido presiones en relación a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y sostuvo que los alegatos “de oreja no son presiones” sino “accidentes propios de la profesión”. “No, no, no”, respondió Zaffaroni cuando, en una entrevista con radio La Red, le preguntaron si la Corte Suprema había recibido presiones en relación al expediente que se tramita en la Justicia en torno al artículo 161 de la Ley de Medios, referidas a los procesos de adecuación. En este sentido, afirmó que se trata de “un tema de trascendencia pública”, y sostuvo que “la preocupación es tener que resolver algo que tiene trascendencia pública” y remarcó que los “alegatos de oreja” son “inevitables” porque ocurren “cuando uno va a comer a un restaurante o se está cambiando en un club o donde sea”. “Los alegatos de oreja no son presiones sino un accidente propio del ejercicio de la profesión”, resumió Zaffaroni, quien explicó que eso se da cuando a un juez alguien le dice “mirá, a ver si me podés dar una mano” y sostuvo que situaciones de ese tipo “forman parte inevitable de la profesión”. “¿Qué hacemos? Ponemos cara de poker, escuchamos y después resolvemos lo que nos parece. El alegato de orejas es una carga profesional y, además, no es que lo admitamos sino que se produce en los momentos más impensables. Eso como presión no lo siento”, detalló el ministro del Máximo Tribunal. Por otro lado, afirmó que “presión hay cuando hay una amenaza” y remarcó que, actualmente, el país tiene un Poder Judicial “independiente” en el que, para remover o sancionar un juez, “se necesita todo un procedimiento, con lo cual la amenaza es relativa”. En otro orden, el ministro destacó que la Corte Suprema “acortó bastante los tiempos” y “las cosas se manejan más dinámicamente, pero anualmente tenemos unas 14 mil decisiones”. “Todo el mundo quiere llegar a la Corte, y si bien abrimos la instancia en un 10%, ese 90% no puede ser rechazado mecánicamente sino que hay que analizarlo, evaluarlo, y eso es una carga de trabajo que exige tiempo, para equivocarnos lo menos posible”, detalló el juez.





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