BUENOS AIRES. El Gobierno nacional le restó importancia al impacto y alcance del documento emitido por el Episcopado argentino que, entre otras cosas, habla sobre los peligros de caer en nuevas divisiones con “bandos irreconciliables”.Mientras la presidenta Cristina Fernández directamente ignoró el pronunciamiento de la Iglesia, su vicepresidente, Amado Boudou fue contundente al responder que “a nadie le importa”. Lo mismo hizo el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, cuando fue consultado después de que entregara a los medios en la Casa Rosada un parte médico con un cuadro de lumbalgia que le diagnosticaron a la jefa del Estado.En una dura reflexión de Navidad, el Episcopado argentino criticó el jueves los “excesivos caudillismos” que menoscaban la autonomía de los poderes del Estado, sobre todo el judicial, y exhortó al diálogo y a bajar los niveles de confrontación en la sociedad.“A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica”, alertó en un documento sobre la realidad nacional.Los obispos también expresaron “honda preocupación” por el avance legislativo del aborto, el deterioro de la institución del matrimonio y la familia, los jóvenes que no estudian ni trabajan, la difusión de la droga por “el crecimiento del narcotráfico y la red de complicidades”, la proliferación del delito y la inseguridad, y la intromisión partidaria en las escuelas.El pronunciamiento sobre la realidad del país había sido aprobado en el plenario episcopal de principios de noviembre, pero los obispos presididos por monseñor José María Arancedo decidieron postergarlo hasta evaluar el impacto de la protesta ciudadana conocida como 8N y el paro convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) opositora de Hugo Moyano y de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) de Pablo Micheli.La declaración “Creemos en Jesucristo, Señor de la historia”, de tres carillas, fue finalmente difundida ayer a modo de reflexión de Adviento, el tiempo litúrgico preparatorio para la Navidad, y en el marco del Año de la Fe que abrió el pasado 11 de octubre el papa Benedicto XVI. Es el primer documento sobre cuestiones sociales y políticas desde que monseñor Arancedo, arzobispo de Santa Fe, asumió en noviembre de 2011 la conducción del Episcopado argentino. Tras señalar que “algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más plena del orden democrático”, pusieron el acento en “el excesivo caudillismo, que atenta contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del Estado, tanto en el orden nacional como provincial”. “Esto es particularmente delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial”, aseveraron.CríticaQuien sí recogió el guante en el oficialismo fue el senador kirchnerista Aníbal Fernández, quien consideró que el documento tiene “verdades de Perogrullo”, y lo ligó a lo que sucederá el 7 de diciembre, fecha en la que vence la medida cautelar por la Ley de Medios.Fernández señaló que del documento emitido ayer por los obispos no le “preocupa lo que dice” ya que a él no le “dice nada”.“Pareciera ser que hay una vocación de presentarlo antes del 7 de diciembre. No entiendo esto. Además, son manifestaciones conocidas. Un montón de verdades de Perogrullo que no representan la colaboración en un país en donde está todo por hacerse”, enfatizó el ex jefe de Gabinete.En declaraciones a Radio 10, el senador del Frente para la Victoria se refirió al duro documento de la Iglesia difundió ayer, en donde se alerta sobre la posibilidad de una división entre “bandos irreconciliables” y se exige un estricto respeto a la libertad de prensa.Con todo, el documento sí recibió el apoyo de algunos referentes de la oposición. El diputado Francisco de Narváez expresó su “preocupación” por “el nivel de confrontación que propone” el Gobierno de la presidenta Cristina Kirchner. “Al igual que la Iglesia nosotros también creemos en la necesidad de abrir caminos de diálogo, consenso y concordia. El Gobierno tiene la obligación de escuchar a todos. Piensen como piensen. Nos preocupa el nivel de confrontación que propone”, señaló.De Narváez coincidió con el Episcopado en que en la Argentina están surgiendo “divisiones con bandos irreconciliables” y responsabilizó por ello al oficialismo.





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