POSADAS. “El huracán de Arequito”, Soledad Pastorutti, pasó por el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez para hacer vibrar a los misioneros en la última noche del Festival Nacional de la Música del Litoral. En esa misma jornada de domingo, la gente que había consagrado a Los Mitá con las primeras antorchas de la edición sintió emoción al ver como el grupo de Dos de Mayo recibía el Premio Consagración. Un pasaporte directo al Festival Nacional del Chamamé que se realizará del 9 al 20 de enero en Corrientes capital.A su vez, el escenario Alcibiades Alarcón albergó muchas emociones, como esa fervorosamente ovación al padre Julián Zini que con ese “Avio del alma” cautivó a la gente y se consagró como el favorito de la edición al recibir el “Mensú de Oro”.Satisfacciones, alegrías, canciones y un sin fin de homenajes recobraron el espíritu de un festival bien misionero, donde el Ballet Foklórico de la Compañía de Arte de la Peña Itapúa se vistió de esos colores que componen la paleta de Bernardo Neumann y entrelazaron talento para dibujar con coreografías e imágenes el recuerdo de la querida “Novia de Posadas”: María Helena .El vibrar de su voz parecía emanar desde el río y abrazando con mucha nostalgia a la gente que miraba atenta a los bailarines. Volaron y deslizaron talento en el escenario mientras detrás las pinturas de Bernardo terminaban de brindar ese cuadro exacto del sentir misionero. Como cada año al finalizar, el festival dejó una brecha para las emociones y comenzó a resonar lo que será la próxima edición, para ello ya quedaron confirmadas las fechas: en 2013 comenzará el jueves 21 y se extenderá hasta el domingo 24 de noviembre. Aportando también la colaboración de la gente que podrá continuar votando a través de las redes sociales a los artistas que deseen ver en el escenario Alcibiades Alarcón. Un público satisfechoNuevamente, y como cada noche, el público volvió a ser el protagonista por su impulsivas ovaciones acompañadas de las antorchas que pintaron las gradas del anfiteatro. Una y mil veces se escucharon los pedidos de “otra”, carteles en mano demostraron que cada artista estaba presente en la gente. La alegría y el baile arrancaron la felicidad con la presencia de Moni Encina, cuyo repertorio de canciones que marcan un implacable sello personal hicieron cantar a las diez mil personas en la noche del domingo. Al ritmo de “Ruperta”, el mismo Moni hizo volar su poncho. Las antorchas no tardaron en aparecer, la multitud pidió varios bises, a lo que el Moni agradeció con eufórica alegría. Como el festival invita al Mercosur a ser parte integral, la noche del domingo también tuvo a los hermanos de la delegación de Paraguay y Brasil. Momentos de entrañables guarañas fueron las que brindaron Norberto Arévalos y su conjunto. “Que viva Paraguay”, dijeron los locutores y a coro el público también lo repitió en varias oportunidades, comenzaron a aparecer las banderas paraguayas y la gente disfrutó de un importante contenido musical. Desde las gradas se podía observar como muchos seguidores bailaban al ritmo de “Pájaro campana” o “Lago de Ypacaraí”. Se pudo observar a una señora que con el termo en la cabeza imitaba a esas grandes bailarinas paraguayas con su jarrones de barro. Todo fue fiesta en la última jornada, cuando Minuanos brindó canciones como “Cheiro de vaneira”, “E bonitinho morena” y muchas más. En rueda de prensa explicaron que son 35 años de carrera musical y recordaron al maestro Chaloy Jara por su música, contenido histórico y acompañamiento en el crecimiento profesional de los integrantes de la banda. También aseguraron que por ser la primera vez que estaban en tierra misionera sintieron el cariño de la gente, “es un público cargado de alegría y su baile nos terminó contagiando a nosotros”.El Mensú de oroEl padre Julián Zini y su grupo Neike Chamigo convirtieron al anfiteatro en una plegaria sublime del canto chamamesero. El padre Zini anotado en Corrientes y en Misiones, unió su rezo en cada una de las fraces de sus recitados y el público parecía estallar en emociones. La música y esa voz maravillosa de Rosita culminaron el cuadro de esas postales que uno prefiere llevar a su casa, mantenerla intacta para esos momentos donde necesariamente su voz y la melodía se transforman en grandes compañeros. Querido, respetado y consagrado como una figura importante para la música del Litoral, el padre Julián Zini hizo emocionar, llorar y estallar en sapucay a la gente cuando recibió el Mensú de Oro. Es que indudablemente su talento sobrepasa todo escenario, llegando al alma de cada persona. Joselo de MisionesRecibido con aplausos, Joselo Shcuap acompañado de sus músicos y los muñecos gigantes de Kossa Nostra, desplegó un repertorio de canciones que invitó al baile, pero también a la reflexión. Inmortalizando recuerdos, las imágenes en pantalla gigante acompañaron una presentación que también tuvo el pequeño homenaje al maestro Ramón Ayala, que estaba sentado en las gradas del centro del anfiteatro, acoplaron las avocaciones. “Posadeña linda” invitó a que ambos músicos se estrecharan en un fuerte abrazo. Bajando del escenario, Joselo llegó hasta Ramón para que con su eterna voz se volcara en un recitado. Cada vez que las cámaras de televisión captaron a Ramón Ayala el público lo distinguió con un fervoroso y cerrado aplauso. Esa gentileza de prestar sus canciones hacen que su poesía tenga una constancia importante, así fue como el mismo Pato García también agradeció y pidió prestada la canción.Lo mismo hizo Soledad Pastorutti, cuando al interpretar uno de sus temas lo invitara a subir al escenario. Cada momento de la última noche tuvo un merecido reconocimiento, es que la fiesta parecía no querer llegar a su fin.Sin embargo el público estuvo firme en sus lugares y con la llegada de esa ráfaga de energía y dulzura que brindó Soledad, ya no se pudo contener más la emoción. Todos de pie, cantaron al ritmo de esta joven que desde Arequito se abrazó a su guitarra y respaldada por su hermana Natalia salió a conquistar al mundo con folklore bien argentino.Como era de esperar, Los de Imaguaré y esos clásicos chamameseros dieron mucha m&a
mp;aacute;s energía a la madrugada, que ya despuntaba el lucero en el horizonte. La brisa fresca animaba a bailar mucho más, el sapucay sentido bajaba como oleadas hasta el escenario y Julio Cáceres con su implacable voz recordó que Corrientes es cuna del chamamé pero que un país entero lo siente y se apropia de su historia musical. Llegó el lunes de resaca festivalera, pero de corazones repletos de música y retinas que guardarán postales inigualables. Los Mitá comenzaron a cumplir el sueñoCon la plaqueta al Premio Consagración, el grupo comenzó a hacer realidad su sueño. “Nuestro objetivo es seguir haciendo música, sin olvidar de donde venimos. Soñamos con estar en Festival del Chamamé”, dijo el vocalista Angel Armando “Bichy” Vargas luego de su presentación del sábado, en una charla con PRIMERA EDICIÓN.Con la euforia que aún emanaba de un público que no sólo canto y aplaudió, sino que también prendió las antorchas por primera vez en la edición. “Bichy” aseguró que no vio cuando se encendieron las antorchas, “pero sí pude notar que la gente estaba contenta. Es un escenario imponente, más pensando que nosotros venimos de presentaciones pequeñas, no imaginábamos tanta alegría. Tampoco creíamos que este público nos recibiría de ese modo”. Este grupo nació en 2004. Hizo su debut en la XIX Edición del Festival Así canta el corazón de Misiones y en la Fiesta de las Colectividades. Desde entonces varios integrantes lo fueron conformando. Actualmente la formación está integrada por Gaspar Aguirre (acordeón), Angel Armando “Bichy” Vargas (guitarra y voz), Federico Sandoval (bajo), Facundo Fronciani (batería) y Eduardo Vignolo (primera guitarra). Ahora preparan sus instrumentos para lo que será la presentación el Festival Nacional de Chamamé.





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