CIUDAD DEL VATICANO (AFP-NA-El Mundo). Los obispos de todo el mundo pasaron revista al estado general de la nueva evangelización, en un ambiente considerado franco, centrado en la renovación misionera de la Iglesia, muy lejos de la crisis de “Vatileaks”.El papa Benedicto XVI pidió ayer a 262 obispos reunidos en sínodo que lleven la “Nueva evangelización” a los cuatro rincones del mundo, y los instó a “reavivar” el fuego del Evangelio entre aquellos que han “perdido la riqueza de la fe”.Al fin de esta reunión de tres semanas, el Papa reunió a los obispos para concelebrar con ellos la misa final del sínodo en la basílica de San Pedro.“Los verdaderos protagonistas de la nueva evangelización son los santos: por el ejemplo de sus vidas y sus obras de caridad hablan un lenguaje comprendido por todos”, dijo el pontífice.Benedicto XVI recordó el evangelio del día de la cura del ciego Bartimeo, y comparó la situación del hombre moderno con la de aquel personaje de una familia acomodada que quedó ciego, obligado a mendigar y seguir el camino de Jesús con la esperanza de ser curado por él.El Papa también destacó la “urgencia” de que se “reavive” el fuego de la palabra de Cristo para que “sea la llama que dé luz y calor a todos”.Entre las líneas pastorales, el Papa mencionó “la exigencia de acompañar” la preparación de los sacramentos “con una catequesis apropiada”, la importancia del sacramento de la penitencia, y el nuevo “dinamismo misionero” pedido a los laicos.El sínodo había presentado el sábado 58 propuestas que recalcan la calidad de la catequesis (enseñanza) y la vocación de todos los bautizados, incluidos los jóvenes, de ser a su vez evangelizadores.Los padres sinodales proponen que una comisión de dirigentes de la Iglesia se encargue de ocuparse de los ataques contra la libertad religiosa, y de obtener informaciones exactas en caso de violaciones.Con el Islam, “a pesar de las dificultades, el diálogo debe continuar”, estima una de las propuestas.En el marco del creciente papel de los laicos, los padres sinodales evocan la posibilidad para las conferencias episcopales de pedir a la Santa Sede la creación de un “ministerio especial del catequista” y preconizan la extensión de las catequesis para los adultos.Para favorecer la penitencia (confesión), a menudo descuidada, una propuesta pide que, en cada diócesis, un lugar esté dedicado a este sacramento con obispos presidentes en permanencia.La evangelización se debe “ofrecer en un total respeto de cada persona, sin ninguna forma de proselitismo”, afirma el documento de los obispos.Olivier Schmitthaeusler, vicario apostólico de Phnom Penh, el más joven de los obispos participantes, estimó que “no hay muchas instituciones en el mundo que se atrevan a autocuestionarse de ese modo”.No obstante, no hubo referencia alguna a “Vatileaks” durante el encuentro, según todos los testimonios.El juicio al mayordomo del Papa dejó más interrogantes que respuestas sobre el llamado “Vatileaks”, el caso de divulgación de documentos confidenciales del Vaticano que, según los analistas, no se puede todavía dar por concluido.El juicio puso al descubierto un ambiente de descontento y frustración en el círculo cercano al Papa, y no disipó la sospecha de algunos observadores de que detrás del caso se estaba organizando un complot contra algunos sectores de las jerarquías eclesiásticas. Algunos ejes de los candentes debatesEl cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, dijo que en Europa se ha producido una “apostasía silenciosa” del cristianismo y que la ignorancia religiosa y “el vivir como si Dios no existiera” ha dado lugar, “también en España”, a nuevos paganos. Y la otra, para lanzar esta pregunta provocadora al Sínodo: “¿Una cría sana de chimpancé vale más que un niño discapacitado?”. Una pregunta para reiterar su tesis de que la secularización cuestiona el valor del ser humano.Lo reconocieron varios prelados. “Los dos tercios de los miembros de la Iglesia son mujeres y, sin embargo, muchas de ellas se sienten discriminadas. Sin el reconocimiento del papel de la mujer en la Iglesia, no será posible una nueva evangelización”, dijo el primado de Bélgica y arzobispo de Bruselas, André Leonard.El obispo irlandés, O’Ralley, ve en la mujer un muro de contención contra la pederastia clerical. “La grave crisis actual de los abusos cometidos por clérigos puede ser superada, otorgando mayores responsabilidades a los laicos y, especialmente, a las mujeres”.Se extiende la idea entre los obispos de que la Iglesia tiene que cambiar su legislación para poder permitir el acceso a los sacramentos a los divorciados vueltos a casar. Así lo planteó, entre otros, el arzobispo de Basilea (Suiza).Los obispos pidieron, por un lado, a la Iglesia que preste mayor atención al Islam, para potenciar “el diálogo”. Pero, por otro, como dijo monseñor Barrigah-Benissan, obispo de Togo, “la rápida expansión del Islam preocupa mucho a la Iglesia”. Porque “basta un día para hacerse musulmán, pero es imposible renunciar a esta religión”. Hasta se planteó en el Sínodo el tema, un tanto tabú, del celibato opcional de los curas. Lo pidió el arzobispo greco-católico de Kiev, monseñor Sevcuk. En Ucrania, el 90% de los curas católicos está casado y su líder pide que la Iglesia católica occidental permita casarse a sus curas.También hubo en el aula sinodal espacio abundante para la autocrítica. Por ejemplo, el cardenal Grocholewski, prefecto de la Educación católica, denunció “la poca humildad” y la “mucha soberbia” de algunos pastores “que se apacientan a sí mismos, en vez de cuidar al rebaño”.En el mismo sentido, el arzobispo de Manila, preconizado cardenal, Luis Antonio Tagle, censuró el “carrerismo” eclesiástico y pidió a la Iglesia que “aprenda a ser humilde” y a reconocer que no tiene soluciones para todo.





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