POSADAS. Dentro de algunos años, cuando crezca, alguien tendrá que explicarle la ausencia de papá. Él ya no estaba cuando ella llegó al mundo, seis meses después de que un cuchillo despiadado directo al corazón la dejó huérfana de un instante y para toda la vida.Las respuestas podrán ser muchas pero la voz de la Justicia, como siempre para este tipo de casos, tendrá predominio. Ese cierre es el que esperan con expectativa los familiares de José Alberto Rodríguez Dos Santos (35), el puntero político asesinado de una estocada en el pecho en un caso que llegó a juicio y está a punto de definirse. “Pedimos justicia. Queremos justicia divina y terrenal, porque él debe pagar por lo que hizo”, le dice a PRIMERA EDICIÓN Irma Álvez (38), pareja de Rodríguez Dos Santos y madre de la criatura que el último miércoles cumplió diez meses y que sólo conoció a su padre por la voz, cuando todavía en la panza de mamá.El crimen ocurrió el 25 de mayo de 2011 en medio de un mitín político y el único acusado por el hecho es Luis Payal (36), quien está siendo juzgado en el Tribunal Penal 2 de Posadas. El debate comenzó el pasado martes y pasó a un cuarto intermedio hasta el 23 de octubre.El miedo a hablarLos familiares de José no se perdieron ninguna de las dos jornadas que hasta ahora tuvo el juicio. Sentados en la sala de audiencias de San Martín al 1400, revivieron el hecho ante el testimonio de cada testigo. Hubo lágrimas y sobre todo, la sensación de que el proceso se realiza correctamente.“Se están haciendo las cosas bien. Estamos conformes porque vemos un trabajo prolijo y ordenado”, reconoce Juan (34), hermano menor de la víctima, aunque advierte que notó en muchos de los testimonios “mucho temor, como si algunos testigos hubieran tenido miedo de decir las cosas. Eso nos preocupa un poco”, advierte. Entre tantas sensaciones que vive la familia por estas horas, los Rodríguez Dos Santos le dan crédito al trabajo de la Justicia y admiten que aguardan con expectativa el fallo. “Queremos confiar en la Justicia misionera y que realmente le den los cargos que se merece”, dice Juan. Para él y para el resto de sus cercanos, las pruebas son más que suficientes para condenar al único imputado que tiene el caso.Enseguida, rodeado de otra de las hermanas de José Alberto y de uno de sus tíos, además de Irma, el hombre vuelve a transformarse en portavoz y reitera que “queremos justicia, para que no vuelva a pasar y esta sea una sociedad sana, sin gente mala que pueda quitarle la vida a un inocente en cualquier momento. Mi hermano era una persona como pocas, trabajadora y que no tenía problemas con nadie. Era un ‘señor’ para la sociedad. Era una persona de paz”.Esa caracterización quedó clara en las dos jornadas del juicio, donde casi todos los testigos recordaron a la víctima como una persona excepcional.En el debate también se confirmó que Rodríguez Dos Santos actuó en defensa de un grupo de compañeros que presuntamente estaban siendo atacados por Payal en medio de una “chocolateada” proselitista del oficialismo municipal.Según consta en el expediente de la instrucción, aquella tarde en la chacra 139 de Villa Cabello, la víctima salió a correr a un joven que intentó arrojar una piedra sobre uno de sus compañeros. Cuando regresaba se topó con el imputado, quien presuntamente le clavó un cuchillo que le dañó el ventrículo derecho. Esa historia fue confirmada por un testigo clave. Después, Rodríguez Dos Santos cayó tendido y, según varios declarantes, antes de morir camino al hospital señaló al acusado como su asesino.





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