El triunfo de Hugo Chávez no significó únicamente un pasaporte a un tercer mandato para el líder venezolano, sino la reafirmación de una política de alianzas a nivel regional que, por carácter transitivo, dio aire al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en un momento en que el clima político interno se le muestra menos favorable. La paradoja es que fue la oposición, especialmente el sector congregado en el GAP (Grupo de Acción Política) , que integran el macrismo, el peronismo anti K y dirigentes como Patricia Bullrich, la que se encargó de machacar en las vísperas de la elección sobre la dependencia de la Presidenta de los resultados en el país caribeño, apostando a un capitalizar el triunfo del candidato opositor Henrique Capriles que auguraban algunas encuestadoras. Algunos integrantes del grupo de dirigentes de la oposición que viajaron a Caracas a presenciar los comicios -con el fin de identificarse desde el vamos con el triunfo del candidato opositor- quedaron al descubierto al salir a anunciar en plena veda una supuesta victoria de Capriles en base a también supuestas encuestas en boca de urna, desmentidas poco después por los resultados electorales. En la semana, por otro lado, el gobierno kirchnerista consiguió también un respiro importante con el levantamiento de la protesta que mantenían gendarmes y prefecturianos en los edificios Centinela y Guardacostas de Capital Federal. Los uniformados no lograron el básico de 7.000 pesos que reclamaban, pero tuvieron que abandonar la protesta ante una orden de la superioridad, acordada con el ministro de Seguridad Sergio Berni. Para que eso ocurra, el gobierno tuvo que quemar un fusible en la figura del asesor del Ministerio de Seguridad y Justicia, Raúl Garré -hermano de la ministra- señalado como el autor intelectual del Decreto 1307 que desató el conflicto, al aplicar drásticos recortes en los sueldos del personal subalterno de las fuerzas de seguridad. El propio ex asesor, tras su renuncia el martes pasado, dijo que el conflicto había puesto a la presidenta Cristina Kirchner “en una situación de mucho conflicto de gobernabilidad”, además de crear una “situación de zozobra” y de que se rompió la cadena de mando. La caída de la movilización, en tanto, calmó temporariamente la zozobra, pero no disipó el profundo malestar salarial entre los efectivos de baja graduación ni resolvió la fuerte contradicción con los altos salarios del personal superior. Por ello, si no se resuelven los sueldos “en negro” y se mantienen un básico irrisorio y las distorsiones administrativas – como ocurre hoy- el conflicto permanecerá latente, como una bomba de tiempo. Las dificultades actuales se podrían potenciar más de lo que cree el gobierno, si se cumple el pronóstico reciente del FMI sobre una suba de la inflación en la Argentina en el último tramo del año.La negativa del Gobierno a reconocer la existencia de un nivel de inflación que agrava las condiciones de vida populares afecta -curiosamente- a las posibilidades del propio gobierno de combatir con éxito la tendencia. El Indec estimó recientemente que la inflación fue en septiembre del 0,9% -menos de la mitad de lo que relevaron las consultoras privadas- y que la canasta básica de alimentos se encareció 1,23%, mientras que la que agrega los servicios esenciales aumentó 1,31%. Sacando la cuenta, con los números del organismo (que dio 7.8% para 2012), una familia tipo de dos adultos y dos menores necesitó reunir un ingreso medio mensual superior a 707,65 pesos para no ser calificada de indigente y de 1.575, 81 pesos para no ser definida como pobre. La irrealidad de estas cifras es tan manifiesta como la incapacidad de gobierno de admitir -y resolver- la tensión inflacionaria. En este contexto, el miércoles se concretó la anunciada movilización a Plaza de Mayo organizada por la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli, aunque el titular de Camioneros prefirió no ser de la partida, aunque está lejos de asumir un perfil bajo. La protesta consiguió lo que se proponía, una demostración de fuerza en la calle, disputando al kirchnerismo un espacio que éste reclama como propio, la representación de los trabajadores y los sectores populares; e instalando a la alianza CTA-Moyano como una fuerza de referencia de esos sectores en la conformación de una estrategia electoral anti K. Por su lado, el Gobierno se lanzó a la ofensiva para lograr en diciembre la aplicación plena de la Ley de medios; y apoyándose en la CGT oficialista que conduce el metalúrgico Antonio Caló, estaría trabajando en una modificación del piso del Impuesto a las Ganancias medidas con las que espera debilitar a la oposición y, especialmente, al moyanismo. Fuera de contextoEn Misiones, el gobernador Closs se cruzó con el nuevo titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere, en la primera exposición ganadera realizada en el también nuevo predio ferial de la Sociedad Rural de Misiones en Fachinal. La manifiesta incomodidad de Closs por las expresiones del ruralista no cayó bien a los productores presentes; y mucho menos que el gobernador usara el podio de los productores para afirmar -palabras más palabras menos- que el gobierno es el único que pude convocar al diálogo, por ser el dueño de los votos.No es la primera vez que el mandatario invoca al caudal electoral como supuesto soporte de un mal entendido derecho de acallar críticas y negar la formulación de un pensamiento diferente al del oficialismo. Los exabruptos de Closs contrastan con el silencio acomodaticio que mantiene respecto a algunos manejos del Gobierno central, causa de la ausencia de Misiones en el juicio que hicieron varias provincias por la aplicación inequitativa de los planes de promoción industrial, tema que mereció un pedido de informes del diputado Claudio Wipplinger. El nerviosismo demostrado en la feria ganadera se debe, entre otras cuestiones, a la marcha de una callada pero insistente interna oficialista enfilada a las elecciones parlamentarias del año próximo, pero atenta, por elevación, a la cita en 2015; fecha muy cercana para la dirigencia política con ambiciones, aunque no para el ciudadano común, preocupado por temas más concretos, como el alza constante del costo de vida. En los corrillos del Frente Renovador ya nadie niega la “pichadura” que le provocó a Closs la realización del acto de lanzamiento de la Juventud del Partido de la Concordia en Puerto Iguazú, el último sábado de septiembre. Según fuentes bien informadas, el gobernador habría cuestionado el acto por considerarlo un “desembarco” del rovirismo orto
doxo en un territorio que considera su espacio personal y privado. Tal es el caso, que el mandatario hizo caso omiso de las explicaciones de algunos protagonistas, quienes le recomendaron leer detenidamente los discursos que -en la oportunidad- cuestionaron la decisión del concejal (con licencia) Harry Foos, de “dejar afuera, nada menos que al propio Mauri de la reunión que organizó con el vicepresidente Boudou y los legisladores misioneros Irrazábal y Perié”, explicó una fuente. Aunque esa reunión tuvo lugar a fines de enero, se dice que la factura al funcionario municipal sigue pendiente. La interna también amenaza desplegarse con fuerza en el ámbito del PJ misionero, donde la promovida normalización que impulsan los legisladores nacionales K Julia Perié y Juan Manuel Irrazábal sería sólo la punta del iceberg de un proceso muy dinámico. La confirmación del intendente Norberto Aguirre de sus ambiciones a una banca nacional -luego de ganar “a lo Chávez” cuatro mandatos seguidos- es otro botón de muestra de como la clase política está en camino a la cita electoral. ¿Tendrá que ver también esta obsesión electoral de la clase política con el 33% de ampliación presupuestaria (10 millones) que pidió el Concejo Deliberante de Posadas, invocando reformas edilicias?





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