PUERTO RICO. Prácticamente no hay dudas de que Angélica Ramírez fue asesinada en el mismo lugar donde encontraron su cadáver. Ayer trascendió que los investigadores encontraron las pisadas de sus zapatillas, allí, al costado de la calle Pionero Kuhn de Puerto Rico, a unos 200 metros del nuevo acceso a este municipio.Este dato es el que sustenta la teoría de que no se habría tratado de un ataque al voleo, sino perpetrado por una o más personas que conocían a la víctima.La autopsia estableció que el deceso de la joven, de catorce años, se produjo por un terrible traumatismo de cráneo, que le produjo una significativa pérdida de sangre interna a nivel cerebral.Al parecer, ese golpe fue producto de un garrotazo efectuado con un trozo de pino que habría sido secuestrado en el escenario del crimen.Siempre en la misma línea, trascendió que ese pedazo de madera tenía restos de cabellos y sangre.Según datos a los que este diario pudo acceder, la necropsia halló pequeños pedazos de cáscara de pino en la región craneal de la desafortunada víctima, lo que pareciera brindar entidad a esa hipótesis.Hay una arista que despierta la intriga de los detectives. Tiene que ver con la virulencia pero sobre todo la crueldad empleada por el o los asesinos.“Por el ensañamiento pareciera ser que el o los autores tenían un odio inusual hacia esta pobre chica”, indicó un portavoz del caso a PRIMERA EDICIÓN. En la jornada de ayer aparecieron algunas discrepancias o puntos de vista diferentes respecto de determinadas circunstancias del espeluznante episodio.Incluso, en lo referente a la cantidad de criminales que habrían intervenido en el hecho.En un principio, todo apuntaba a la teoría de dos o más involucrados. Pero ayer retomó impulso la versión de que “una sola persona pudo haber cometido todo esto sin mayores inconvenientes”.IncertidumbreA medida que se suman hipótesis o líneas de investigación, crece la sensación de que los detectives aún no han podido dar con el hilo conductor que aventure la esperanza de una pronta resolución.Incluso los propios investigadores evitan hablar del supuesto móvil del asesinato. Ni siquiera se animan a elaborar un ranking de probables motivos.No obstante, muy por lo bajo, sospechan que detrás de esta luctuosa historia hay razones sentimentales.La trascendencia del hecho y la falta de pistas sólidas llevó al juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Éctor Acosta, a solicitar la colaboración de la Secretaría de Apoyo de Investigaciones Complejas (SAIC), a cargo del abogado Fernando Castelli.Justamente, este funcionario se reunió entre la noche del viernes y la madrugada de ayer con la Policía, peritos forenses y los instructores de la causa para delinear el rumbo de la pesquisa, consignó un vocero. Dos hipótesis de un mismo hechoLa investigación por el brutal crimen de Angélica Ramírez habría sumado una serie de discrepancias en las últimas horas, sobre todo en el análisis de los elementos colectados en la causa y el informe forense preliminar.En este punto habrían surgido diferencias en los investigadores sobre las lesiones que la víctima presentaba en la región genital. Una parte de la pesquisa sostendría que la joven habría mantenido relaciones pero que estas no necesariamente habrían sido forzadas.Otra, que surge del informe forense, confirma que Angélica fue accedida carnalmente en contra de su voluntad.El dato no es menor, porque de ella depende el rumbo de la investigación.Incluso, para la calificación penal. No es lo mismo violación seguida de muerte que homicidio calificado por el ensañamiento y la alevosía.Parte de esta arista del caso habría sido debatida entre la noche del viernes y la madrugada de ayer en la localidad de Puerto Rico.La causa está a cargo del juez Éctor Acosta. Sin piedadAngélica Ramírez tenía catorce años y vivía junto a su familia en el barrio San Francisco, de Puerto Rico.El jueves, a eso de las 6.40, una mujer que caminaba por la calle Pionero Kuhn visualizó el cadáver.De inmediato se comunicó con la Policía y denunció el macabro hallazgo.Los uniformados se trasladaron al lugar y constataron la veracidad de lo informado.Allí, a unos 200 metros de la intersección con el nuevo acceso a Puerto Rico, yacía el cadáver de una chica delgada y menuda.Casi al mediodía, la madre se presentó en la comisaría seccional Primera y adelantó su temor de que la chica, a la que encontraron muerta, fuera su hija.Lamentablemente, sus sospechas se confirmarían poco después en la morgue judicial de Puerto Rico.De acuerdo con el primer informe forense, la muchacha había sido violada vía anal y vaginal, quemada prácticamente en todo el cuerpo con cigarrillos y ultimada de un garrotazo en la cabeza.Ahora todo pareciera estar en dudas, quizás un síntoma de que, al menos por el momento, no hay pistas sólidas en la causa. Legajo abiertoLa CumbreUna maratónica reunión se llevó a cabo desde la noche del viernes y hasta las 1.30 de ayer en Puerto Rico, para delinear distintos aspectos de la investigación.En el cónclave participaron el juez de Instrucción 1, Éctor Acosta, su secretario Alejandro Duri, altos mandos policiales, la médica forense Helga Sulamita Ledesma, y el titular de la Secretaría de Apoyo de Investigaciones Complejas (SAIC), Fernando Castelli. Según pudo establecer, el encuentro de trabajo fue para entrecruzar datos y definir el rumbo de la investigación.La gran incógnita pasa por el móvil de tanta crueldad.





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