PARANÁ, Entre Ríos. En el marco de las acusaciones efectuadas contra el cura Justo José Ilarraz, por abusos sexuales de al menos cincuenta chicos que asistían al Seminario Menor de la capital de Entre Ríos entre 1984 y 1992, que sólo había sido denunciado peridoísticamente, pasó al ámbito de la Justicia.En ese contexto, ayer, declaró el primer testigo en la causa que inició, de oficio, el procurador general del Superior Tribunal, Jorge Amílcar García.El joven de 33 años relató durante dos horas, ante el fiscal de Cámara, Rafael Cotorruelo, cómo era la vida en el Seminario Menor, al que asistía, y donde supuestamente se produjeron los abusos sexuales contra más de 50 niños de entre 12 y 14 años, según la revista “Análisis Digital”, a partir de cuya denuncia se inició la investigación judicial. Según la publicación, el testigo dijio que Ilarraz siempre utilizaba el mismo mecanismo, acercándose a los chicos más vulnerables. "Cada noche, cuando se apagaban las luces del pabellón del Seminario, el cura esperaba unos minutos y comenzaba a caminar por entre las camas de los chicos. Y cuando escuchaba algún lloriqueo silencioso se aproximaba, se sentaba a su lado, les acariciaba la cabeza y la mayoría de las veces terminaba ingresando a sus camas para consolarlos. Casi todas las noches se llevaba a su habitación al chico más angustiado, para que se quedara a dormir con él y al otro día lo devolvía a su actividad normal”, reprodujo el diario “Análisis Digital”. Asimismo, aseguró que los abusos no sólo se producían en el Seminario, sino en los campamentos de verano que se hacían en zonas cercanas al establecimiento o bien en Córdoba, en el Hogar Preventorio de las Hermanas de San Camilo de Lellis, en el Valle de Punilla, señala el diario La Gaceta. Los nuevos testimonios y los informes que debe enviar esta semana el Arzobispado de Paraná sobre el Juicio Diocesano a Ilarraz, ordenado por la conducción eclesiástica, en 1992, luego de la denuncia de uno de los jóvenes abusados, al igual que la nómina de seminaristas y religiosos que se desempeñaron en el establecimiento entre 1984 y 1992, serán incorporados al expediente. Al respecto, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, repudió las “faltas graves” cometidas por el sacerdote y respaldó la comunicación emitida por su par de Paraná sobre las denuncias que pesan sobre Ilarraz, en la que la Iglesia da cuenta de su “profunda vergüenza e inmenso dolor” por la situación. “Las últimas noticias periodísticas reavivan nuestra profunda vergüenza e inmenso dolor por faltas gravísimas cometidas por uno de quienes deben servir a la vida moral del pueblo, con su ejemplo y enseñanza”, indicaba el comunicado dado a conocer la semana pasada y al que adhirió en las últimas horas el arzobispado porteño.





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