KABUL, Afganistán (Diarios Digitales). En esta semana están abandonando Afganistán los 30.000 soldados que en 2009 conformaron el refuerzo ordenado por el presidente Barack Obama para ayudar a la OTAN a retomar el control de los bastiones talibanes de Helmand y Kandahar. Se repliegan cuando en ambas provincias ha descendido el número de ataques, pero en el contexto de un notable incremento de las infiltraciones de insurgentes entre los rangos de las fuerzas armadas afganas, que precisamente ahora asumen, gradualmente, la labor de proteger al Gobierno de Kabul y a la población civil.Más de 50 soldados extranjeros han fallecido en lo que va de año en los llamados ataques fratricidas. El domingo, en la provincia de Zabul, miembros del cuerpo de policía de Afganistán aniquilaron a cuatro uniformados aliados, en el ataque fratricida número 59 registrado este año. Tal ha sido la tensión, y tan grandes los recelos entre los soldados afganos y los de la OTAN, que el lunes el comandante al mando de las tropas extranjeras, general del Marine Corps John Allen ordenó la suspensión de todas las operaciones conjuntas.Una de las intenciones de Barack Obama era que a lo largo de este mes, tras la retirada de 30.000 soldados que acaba esta semana, las tropas afganas asumieran más responsabilidades, y que se incrementaran las operaciones conjuntas. Ese objetivo ha quedado ahora en suspenso. Aun así, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que “la transición ideada por el presidente seguirá adelante”. En noviembre, después de las elecciones presidenciales, el general Allen le notificará al presidente Obama cuáles considera que son los plazos de retirada más realistas, dado el progreso en el conjunto del país. El presidente decidirá entonces cómo organiza la retirada para la fecha límite de finales de 2014.





Discussion about this post