POSADAS. El naturalista de nuestro medio, Amado Martínez realizó una recorrida soñada por las Galápagos (Ecuador), trece islas, con sus islotes y archipiélagos, situadas a una distancia de 1.000 kilómetros de la costa con Guayaquil. Una de las mayores características que atraen a turistas de todo el planeta es que allí viven diez especies de tortugas gigantes, y que en cada una de las diez islas más importantes se puede encontrar una especie diferente.“Allí se pueden encontrar especies endémicas, únicas por estar separados a tanta distancia del continente. Allí conviven muy pocos mamíferos que pudieron llegar hasta allí y reproducirse: algunos lobos marinos y murciélagos. Las aves fueron introducidas por el hombre”.“El 90% de Galápagos es considerada área natural protegida, en el 10% restante la gente puede cultivar y criar ganado, pero se nota el trabajo conservacionista”, destacó Martínez para quien “una cosa maravillosa fue recorrer la isla Pinzón donde los animales no tienen miedo de la gente porque no hay depredadores. Como se trata de ecosistemas muy vulnerables están muy protegidos por el hombre. Note que ahora las fundaciones norteamericanas no tienen tanta injerencia como hace algunos años y que mucha gente del mismo Ecuador que se está capacitando para hacerse cargo”, contó. “Yo descreo de las fundaciones, porque muchas de ellas se preocupan por lucrar, pero creo que se pueden replicar algunas cosas en materia de investigación y conservación, en especial como trabajan con aquellas especies únicas como por ejemplo las gaviotas de cola bifurcada, única ave nocturna en el mundo, o las iguanas amarillas”, refirió. Regreso felizCon 20 gramos, gemelos y machitos, la semana pasada, ni bien Amado estuvo de nuevo en Misiones, nació la primera camada de tatúes. “ Mis tatúes están empezando a reproducirse con éxito así que ya están dadas las condiciones para empezar a escribir mis experiencias sobre la cría de tatúes en un libro. Hace siete años que estoy trabajando en este proyecto, y no puedo seguir así toda la vida. Por lo tanto una de las decisiones que voy tomando es la de escribir sobre esta experiencia de la reproducción del tatú. Que cuando empecé no sabía muy buen por donde agarrar. Por ello, si algún día alguien tiene el propósito de poner en práctica un proyecto similar, que no pase las mismas que yo, en base a las pruebas y los errores, que la verdad me ponía muy mal cuando algunas de las crías no sobrevivían. Pero bueno, se dio así”.





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