Posadas. Con la electrificación del alambrado que delimita su campo en Garuhapé con el Parque Cuñá Pirú, el productor Rubén Sachser encontró -al menos hasta el momento- una solución para evitar que su ganado sea víctima de las garras de los yaguaretés. La experiencia la lleva adelante en conjunto con la organización no gubernamental “Red Yaguareté”, que con voluntarios ayudó a acondicionar cinco kilómetros de cerco. En 2010 el productor denunció la pérdida de unas veinte cabezas de ganado, producto de los ataques de los felinos -especie en extinción- que ante la falta de presas se acercan a los campos de los colonos, donde los terneros son víctimas fáciles. Sachser ya tiene su alambrado totalmente acondicionado y ahora un vecino se sumó a la iniciativa, pues quiere seguir sus pasos. Nicolás Lodeiro Ocampo, presidente de la Red Yaguareté (integrante de la subcomisión de Selva Paranaense para la Conservación del Yaguareté), advirtió que trabajan en conjunto con el productor. Por otra parte, contó que lamentablemente escucharon durante las visitas a las chacras de la provincia que hay quienes no denuncian los ataques de los yaguaretés porque consideran que resulta conflictivo y “no ven respuestas concretas del Estado y encuentran que la vía más rápida es matar al yaguareté, enterrarlo y que nadie se entere”. “Estamos llegando con el ganado hasta el borde mismo de la selva, en definitiva, el ganado va desplazando a la selva, con lo cual el conflicto ahí es inevitable, porque el puma y sobre todo el yaguareté cuando tienen disponible terneros, para ellos es muy fácil cazarlos en comparación con chanchos de monte o venados”, explicó Lodeiro. Agregó además que según las observaciones con cámaras trampas, ubicadas en los alrededores, “en el parque Cuña Pirú no hay al parecer pecarí labiado, muy poco tateto, aparecen más predadores que presas”. “Nosotros comenzamos hace un año con la primer visita al productor”, contó el presidente de la Red, quien precisó que hace seis meses electrificaron el alambrado y hasta el momento no se registraron nuevos ataques, aunque sí se observaron huellas y se escuchó que los yaguaretés merodean por el campo cerca de los terneros. Los voluntarios y el productor electrificaron los hilos de la parte inferior del alambrado, lo que provoca una descarga cuando el animal intenta atravesarlo, que no lo lastima, pero sí espanta.La Red Yaguareté hace un año presentó propuestas concretas al Ministerio de Ecología, pues considera que “hacen faltas acciones para frenar la caza furtiva, no puede ser que sigan cazando a las presas de los yaguaretés y éstos tengan que ir a buscar a las vacas para alimentarse”.Lodeiro además indicó que “hay que tomar medidas concretas, para que entrar a cazar en un área protegida no sea una salida de paseo, lo más importante es reforzar el control y trabajar con ganaderos que optaron por no denunciar más los ataques, que es lo peor que puede pasar, que no nos enteremos”.





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