POSADAS. El conocido periodista José “Pepe” Eliaschev estuvo en Posadas el jueves para presentar su libro “Los hombres del juicio”, obra aparecida el año pasado y que ya va por su cuarta edición, a la que definió como “la historia íntima de lo que fue el juicio a las juntas militares en Argentina, en los años 1984 y 1985”, durante el gobierno de Raúl Alfonsín. El autor negó que la anulación de las condenas, durante el mismo gobierno, mediante las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y los indultos decretados posteriormente por el presidente Menem, permitan calificar al juicio como un intento sobre el que luego se volvió atrás.“No fue un intento, yo la denomino la hazaña civil más grande de la historia argentina, de hecho, la vuelta atrás la produjo el peronismo porque fue el presidente Menem el que produjo el indulto; pero tampoco eso fue una marcha atrás, porque nadie puede quitarle a Argentina el orgullo de haber sido, no solamente el primero, sino el único país del mundo que juzgó y condenó a los responsables puntuales de una dictadura militar como la que tuvo nuestro país”.Sobre la realidad actual, afirmó Eliaschev que está de acuerdo con que se continúe con los juicios programados para cerrar un capítulo histórico “porque no hay país alguno en el mundo, desde la Alemania Nazi para abajo, que pueda vivir cincuenta o sesenta años a la búsqueda interminable de responsables sobre los que sucedió en otra época”. “Creo que con la liquidación de los juicios todavía abiertos, que deben expresar toda su lógica procesal, Argentina tiene que entender que biológica y políticamente esa época ha terminado, y termina de una manera que deja muy planteada la conclusión principal, no hay salida fuera de la democracia”, expresóCuestionó que en el marco de los juicios por delitos de lesa humanidad, el Gobierno nacional “junto con el reclamo legítimo de que la Justicia termine su trabajo, ha armado un escenario mítico en donde lo que estamos viviendo es una especie de revancha histórica”.Volviendo a su libro, resaltó que lo cierto es que “cuando se produce el indulto del presidente Menem, Jorge Rafael Videla y Emilio Massera estaban en la cárcel con prisión perpetua, en ese sentido soy un convencido -por haber hecho este libro, por haber investigado y por haber tenido el privilegio de recibir el testimonio directo de los jueces intervinientes, que integraron la Cámara Federal y del fiscal Strassera- que fue un episodio ejemplar; absolutamente sin paralelos”, definió. Nuremberg es un antecedentePero no es un antecedente, por una razón muy simple, el de Nuremberg fue el juicio de un ejército -de unos ejércitos- vencedor sobre unos ejércitos derrotados y los jueces eran norteamericanos, ingleses, soviéticos y franceses, Y en segundo lugar, el famoso Juicio de Nuremberg se realiza sobre una tierra ocupada, y los condenados a muerte por los aliados no pasaron de doce; y estamos hablando de un episodio que produjo 60 millones de muertos. No, el caso argentino no tiene antecedentes. El elemento civil y democrático ¿es lo que distingue al período?He aquí a un gobierno que ni siquiera controlaba todo el Congreso, cosa que la gente olvida, el presidente Alfonsín no tenía mayoría en el Senado, solamente la tenía en Cámara de Diputados, con un Ejército intacto después de la dictadura, que no había sufrido purgas ni descabezamientos; por eso mi libro pretende ser en ese sentido muy documentado -y lo es- cuando retrata el verdadero poder que tenían los militares, quiénes eran Videla, Massera, Viola, etc, qué nivel tenían, qué edad tenían. ¡No eran viejitos poco menos que desahuciados, eran hombres de cincuenta años! En ese sentido, es único lo que Argentina hizo de poder juzgar a los militares con el Código Penal del siglo XIX, no con el aparato legal del siglo XXI. ¡Cuando los crímenes de lesa humanidad no habían sido aún tipificados por el mundo! A medida que pasa el tiempo más me convenzo de que fue un acto ejemplar. ¿Cómo define el contraste con la resolución actual de la herencia de la dictadura?En el curso de la campaña electoral del 83, que termina con el triunfo de Alfonsín, la visión de Alfonsín era muy clara, él nunca dijo otra cosa, se trataba de elegir a los principales responsables y juzgarlos, era imposible juzgar a quince mil personas. Por otro lado, el libro se ocupa de algo que se ha ido olvidando, el peronismo, con el doctor Italo Lúder a la cabeza, avalaba y auspiciaba la amnistía de las fuerzas armadas.Es un dato que la represión militar precedió al golpe de EstadoDesde luego, en pleno régimen de Bignone, el peronismo había sostenido, a través de su candidato presidencial, que había que aceptar como un dato de la realidad que no se vuelva atrás. Es el radicalismo, especialmente con Alfonsín, el que plantea que para que nunca más regrese a Argentina la pesadilla del golpe militar y de las dictaduras, es necesario que aquellos que fueron sus principales responsables sean positivamente juzgados. Esto fue lo que sucedió, de hecho hay que recordar también que el peronismo no integra la Conadep, no forma parte de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas. Esos son los datos de la realidad que ahora se han ido en los últimos años desvirtuando y desnaturalizando para tratar de construir otra historia. Ante las nuevas generaciones, para con ellos hay un intento monumental de contarles una realidad al gusto y al sabor de las actuales autoridades. La historia argentina, como cualquier historia, es compleja y contradictoria, no se llegó a la dictadura militar por una sola causa, ni hubo un solo agente del desorden. Usted me preguntaba por mi exilio. ¡Nosotros nos vamos de la Argentina del peronismo, cuando asume Videla ya había 900 desaparecidos en Argentina. ¡Y yo no escuché jamás que el actual gobierno de la señora de Kirchner ni el de Néstor Kirchner intentaran esclarecer lo que pasó en aquella etapa. ¿Por qué? Una historia compleja“Hay un relato maniqueo; esto de imaginar que las Fuerzas Armadas llegaron al Gobierno desde Marte. Por supuesto que la responsabilidad militar fue poderosa y gravitante, y mi libro casualmente lo acredita, pero hay que tener en cuenta, para comprender la complejidad de la historia argentina, que en el mismísimo momento en que asumió el gobierno del doctor Cámpora, las organizaciones guerrilleras prometieron seguir peleando con las armas en la mano. O sea que entre el 73 y el 76 – esos tres
años trágicos de la República Argentina- acá se derramó mucha sangre, no porque había una dictadura militar, que justificaría la acción armada, como pasó hasta 1973, sino fundamentalmente porque el proyecto político era otro, establecer un régimen de características ideológicas ya conocidas, con la punta del fusil. El Gobierno utiliza la noción, a mi juicio, mal intencionadamente, de la teoría de los dos demonios, como adjudicándonos a aquellos que -como yo- señalamos las responsabilidades colectivas, como si fuéramos responsables de pretender disminuir la responsabilidades de la dictadura militar. De ninguna manera, el terror de Estado es irrevocablemente diabólico porque coloca al Estado en la condición de un agente delictivo, o sea, el Estado asume los hábitos y las conductas de los delincuentes, pero esto no termina con la historia. Sino, ¿cómo se entiende esa Argentina del 73 a 76, cómo se entiende el asesinato de José Rucci perpetrado por una organización peronista como Montoneros? En ese sentido, lo que yo estoy aportando en mi libro es mi propia historia personal, yo fui redactor del Descamisado, he vivido todas y cada una de estas narrativas que van del 69, digamos así, hasta el 73, y su desenlace trágico. Hay responsabilidades colectivas que emponzoñaron y turbaron la posibilidad de Argentina de ser un país razonable.





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