SAN VICENTE. El barrio Tarumá es el más antiguo de San Vicente y uno de los más postergados. Los vecinos piden que se mensure su tierra, alumbrado público y que se haga oficial el nombre del barrio. actualmente viven más de 150 familias, no tienen regularizado sus tierras y le falta muchos servicios públicos.El barrio Tarumá se formó cuando se comenzó a trabajar en la reforestación del Instituto de Previsión Social en el llamado Cuartel Tarumá. Eso fue hace más de cincuenta años. El nuevo emprendimiento forestal demandó mucha mano de obra y la mayoría era gente que se mudó a ese lugar para trabajar. Como no tenían donde vivir se afincaban en la tierra a su alrededor.La comisión del barrio envió notas al Concejo Deliberante y al Ejecutivo municipal pidiendo que se ponga en forma definitiva el nombre de Tarumá a ese paraje, que se pongan los alumbrados públicos y que se mensure la tierra donde viven para poder hacer propiedad y ser dueño del suelo donde viven.Hace un mes se inauguró el barrio del Iprodha en la misma picada a unos quinientos metros e impusieron el nombre de “Velázquez”, uno de los pobladores más antiguos del lugar. Para mantener la identidad que lo caracterizó a lo largo de los años, los pobladores quieren que ese vecindario siga llamándose Tarumá.El paraje Tarumá está ubicado en el kilómetro 48 de la ruta provincial 13 a 700 metros de la cinta asfáltica y a unos cinco kilómetros del centro de la ciudad. Por muchos años fue considerado como una colonia, pero tuvo característica de pueblo ya que se hizo la mensura de terrenos y se dio permiso de ocupación aunque los ocupantes no realizaron el trámite por la titularidad de la propiedad.En los últimos años ese sector de la ciudad creció en su población urbana, y se juntó con la del barrio Tarumá. La Escuela 207, que es la más antigua de la parte urbana de San Vicente creció en su matrícula y los vecinos salieron a pedir un nuevo edificio que reemplace al de la década del 70. El año pasado consiguieron que la Provincia construya un nuevo edificio y ahora está en marcha la nueva escuela con un costo de más de seis millones de pesos.Como notaron que todos los nuevos vecindarios consiguieron la mensura y mejoras en el barrio, decidieron exigir el mismo trato. El primer paso para ellos es formalizar el nombre del barrio para luego imponer los nombres de las calles y pedir los servicios que hoy no tienen como la recolección de residuos y el alumbrado público.Pero el interés principal es regularizar la tenencia de la tierra. Hace muchos años se mensuró en terrenos y quintas el lugar y se dio permisos de ocupación a los moradores. Los antiguos pobladores no hicieron efectivo la titularidad de la tierra y muchos vendieron enteros o en parte los terrenos y hoy la solución es hacer una nueva mensura y dar nuevos permisos de ocupación para que los actuales ocupantes puedan legalizar la tenencia de sus tierras.El tesorero de la Comisión Vecinal y de la Comisión del Agua Corriente del barrio, Alejandro Magalahes, contó que pidieron “cosas que no tenemos y que son fundamentales para un barrio. Se está haciendo la Carta Magna del municipio y seguro que se va a institucionalizar los barrios como parte de la distribución social y queremos estar ordenados para cuando eso ocurra”.Magalahes agregó que es un barrio con gente muy humilde y que nunca salió a pedir cosas, “pero vemos que otros barrios mucho más nuevos van y piden mejoras y se los dan, entonces por qué nosotros tenemos que seguir en forma precaria”, se preguntó.La mayoría de los habitantes del barrio consume agua de pozo y hay un sistema de red domiciliaria que se hace a través del pozo perforado de la Escuela 207. Ahora gestionaron un nuevo pozo para no tener que afectar a la escuela. Magalahes comentó que el pozo tiene buena cantidad de agua. “Durante el verano pasado no tuvimos problemas de agua, pero sí se tuvo que racionar y con un pozo nuevo podemos quedarnos tranquilos”, afirmó.




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