POSADAS. Sólo el 20% de las personas que conviven con el VIH se anima a contarlo. El 80% restante guarda el secreto por temor a ser discriminada y vergüenza. Estos son algunos de los datos que se desprenden del informe 2011 “Índice de estigma en personas que viven con VIH en Argentina”, el primero que se realizó en el país bajo la iniciativa y esfuerzo de la Fundación Huésped y la Red e Personas Viviendo con VIH de Mar del Plata, cuya presidenta, Estela Carrizo, visitó ayer a esta ciudad para presentar personalmente los resultados de este informe. Según precisó, Misiones es la provincia con mayor prevalencia de VIH de la región NEA y por ello fue elegida como referente geográfico de la muestra. Aquí fueron entrevistadas ochenta personas con VIH (para hacer el informe se encuestó a 1.200 personas en todo el país que representan el 1% de los infectados con el virus). La medición del índice de estigma en personas con VIH se realiza en varios países del mundo y su característica metodológica es que los entrevistadores son también portadores del virus. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Carrizo precisó que “en Misiones son muy pocas las personas con VIH visibilizadas. Incluso, cuando conocimos la sede del Programa Provincial de VIH, donde se atienden a los pacientes, nos chocó lo aislado que está del circuito central de salud y, paradójicamente, lo cerca que está el psiquiátrico y el lugar donde antes funcionaba el leprosario (hospital Baliña)… quizá las personas que lo diseñaron lo hicieron con las mejores intenciones pero no existe en el país un centro de atención para los que vivimos con este virus más aislado del resto del sistema de salud como el de Posadas”. Rechazados por los otros Las personas que viven con VIH deben enfrentar también el rechazo de los otros, incluido su grupo familiar y su círculo de amigos. “La primera reacción del otro es, casi siempre, el rechazo y el miedo”, señaló Carrizo al tiempo que agregó la importancia de la prevención y la información. “Es necesario que todos entendamos que las formas de transmisión son las sexuales (sin la adecuada protección), por compartir agujas o de madre a hijo… para qué tener esta reacción. Pero incluso a pasar de educar sobre esto, persiste el tabú por la sexualidad, y hablar de nuestra sexualidad hace que nos sintamos expuestos ante el otro”, indicó. Una de las cuestiones que quedó plasmada en el estudio es la falta de conocimiento de las personas con VIH sobre sus derechos, “el 50% no sabía que existe una ley nacional de VIH y Sida, y a partir del encuentro con los encuestadores pudieron evaluar y evacuar dudas, darse cuenta de que pueden pedir al médico que les cambie un medicamento que les está haciendo mal. No hablemos de personas con Sida, porque el Sida es el momento final de esta enfermedad donde se conjugan otras patologías… hay personas que tuvieron un episodio de Sida y han podido revertirlo y conviven hoy con el virus de VIH, como yo y más de 120 mil argentinos”. Niños con VIH “Misiones tiene que dar una respuesta más fuerte respecto a los niños y adolescentes que viven con VIH, hasta ahora, estas respuestas son dadas por grupos de base de la sociedad civil pero no con un liderazgo fuerte del Gobierno”, remarcó Estela Carrizo, una activista en VIH y Sida que convive con el virus desde hace 25 años. Advirtió que los niños con VIH “están creciendo y ellos y sus padres necesitan contención y abordaje terapéutico y social… pues a esa edad se comienza a cuestionar la transmisión y culpabilizar a sus padres. Como cualquiera, tienen derecho a desarrollarse en la sociedad. Hoy tenemos en el país jóvenes de 25 años que nacieron con VIH y están vivos”. Como en el resto del país, se cree que en la provincia es muy alto el sub-registro de VIH positivos. “Esta es una zona de frontera, con un migración permanente de personas, donde hay trata de personas y otra serie de condiciones que hacen que las personas estén en clandestinidad y no asuman conductas responsables, así como tampoco las personas e instituciones a cargo de la prevención y contención”, señaló. Carrizo se refirió a la pensión social que perciben los portadores de VIH por “el hecho de tener una limitación en su salud” pero advirtió que ese derecho “no sea un obstáculo para que las personas positivas puedan trabajar” y arremetió contra las empresas que en forma “compulsiva, contra la ley y en asociación con algunas laboratorios” realizan los estudios para saber si sus empleados viven con VIH”. Dos consejerías legales El índice de estigma es la primera etapa de este trabajo de investigación. Ahora, además de “devolver” los resultados a los encuestados de cada provincia, “con la Fundación Huésped y la Red Argentina de Personas Viviendo con VIH, tenemos el trabajo de reforzar los derechos de las personas con VIH e instalar consejerías legales. En Misiones, a partir de septiembre, se abrirán dos consejerías legales, una en Posadas, a cargo de Claudia Barraza, y otra en El Soberbio. Vivir con un estigma “La discriminación implica tratar a alguien de manera diferente e injusta, parcial o prejuiciada, muchas veces sobre la base de su pertenencia o de que se percibe como perteneciente a un grupo en particular. La discriminación con frecuencia se percibe como el resultado final del proceso de estigmatización”, se puede leer en el Informe 2011 del “Índice de estigma en personas que viven con VIH en Argentina”.“Por ejemplo, el estigma asociado con el VIH muchas veces se basa en la asociación del virus y el Sida con comportamientos que, de antemani, están marginados y estigmatizados, como el trabajo sexual, el uso de drogas, las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo y en la identidad transgénero. El estigma relacionado con el VIH afecta a las personas que viven con el virus y, por extensión, a quienes están asociados a ellas, como sus parejas o esposos, sus hijos y otros miembros de su misma unidad doméstica… ese estigma interno o autoestigmatización se usa para describir la forma en que una persona que vive con el VIH se siente acerca de sí misma y, específicamente, si siente vergüenza de vivir con el virus”, se indica en este estudio. Medir este índice de estigma es una iniciativa mundial cuyo objetivo es, además de recoger y sistematizar inf
ormación sobre la discriminación, que los entrevistados y entrevistadores conozcan sus derechos y que este hallazgo produzca cambios en políticas e intervenciones programáticas.





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