POSADAS. “Excalibur, una leyenda musical” transportó al público misionero a la época del Rey Arturo, destacando sobre el escenario una gran y variada propuesta visual que por momentos dejó al público más que sorprendido, maravillado. Es que la dupla Cibrián-Mahler no se privó de nada: Música, baile, actuación, gran y colorido vestuario, escenografía movible y sobre todo los efectos especiales con un desborde de energía.La clásica leyenda del Rey Arturo y su espada cobró vida de una manera completamente innovadora en las manos de sus directores, con el papel intachable de Juan Rodó encarnando al mago Merlín que conquistó a la gente con una gran presentación. El bien y el mal jugaron un papel importante a lo largo de la puesta en escena, que llegó por primera vez al auditórium del Instituto Montoya, allí con las voces de Juan Rodó, Candela Cibrián y Leonel Fransese, se fue tejiendo la historia. Los efectos especiales, algunos trucos de magia, juego de luces y dinámica hicieron notable los rayos, elevaciones de objetos y mucha acción.La sala convertida también en parte de la historia, formaba parte de un lugar primordial, ya que los actores llevaron a cada persona del público a ser un protagonista más. Con la mágica espada sobrevolando y la mirada atenta de la gente, el cuadro logró conquistar y obtener las mejores críticas. La puesta en escena que a simple vista se notó maravillosa va tomando majestuosidad a lo largo del desenlace de la historia, ya que es en esa transición donde se puede apreciar despliegue de telones, objetos y luces que recorren cada cuadro con delicada atención. Con mensajes de amor y búsqueda constante de la felicidad, encausan la historia en un final feliz para todos: partiendo de los actores principales y llegando a una platea que animada aplaudió de pie. Cuidadosamente, el guión cantado como el hablado se basó puntualmente en la magia que hace pasar de lo real a aquel lugar fantasioso, lo ético donde el Rey aboca su atención en su amada y en alcanzar sus propósitos, las pasiones, el valor de la amistad destacando la lealtad por sobre todas las cosas. Como así también las metas y el crecimiento de los logros. Siempre puntualizando en aquello que lleva al encuentro entre polos opuestos -en este caso el bien y el mal- que luego terminarán venciendo barreras y serán generosamente marcados por los mandatos divinos de la vida.Atrapante de principio a fin, Excalibur hace reflexionar sobre los valores de la vida, la lucha por conquistar los objetivos y la satisfacción de acariciar la victoria pero siempre desde la grata satisfacción de poder compartir. Excalibur es una leyenda pero que en muchos tramos de la puesta en escena no se aleja de la realidad.





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