POSADAS. Muchas veces se escriben las historias de los grandes hombres, que accionaron mediante proyectos políticos en pos de ideales concretos, pero que no respondían a los anhelos del conjunto. En cambio, don José de San Martin está más allá de las teorías y las palabras, su acción y memoria están presente en la conciencia humana, haciéndola latir de generación en generación. En conmemoración del 162 aniversario de su fallecimiento, alumnas de la carrera de Historia, que se encuentran en distintas etapas del cursado, realizaron un escrito exclusivo para PRIMERA EDICIÓN para referirse a la figura del General, ejemplar para nuestra nación y cuyos ideales son un legado vigente. A continuación, el texto: “Los que escribimos Historia, sabemos que lo estamos haciendo para un público que va a tomar nuestro discurso para el análisis de muchas realidades. La Historia es una ciencia que estimula la memoria colectiva, genera conciencia, informa, advierte, nos ayuda a pensar sobre la formación de la sociedad actual. Pero los historiadores sabemos que con todo esto influiremos en mayor o menor medida en el lector. En esta ocasión trataremos de influir por medio de la historia de un hombre ejemplar para nuestra nación: San Martín no fue un hombre sin una misión, sin pretender con esto exagerar su severa figura histórica. Este general fue el principal interventor para direccionar los acontecimientos que surgieron en América, mediante la expansión de ideas libertarias, para la revolución de la patria, la que defendió hasta la muerte, tratando de salvarla y americanizarlaFue un ejemplo de buen servidor y debemos recordar con esto sus escritos en los cuales decía: “Yo servía en el ejército español, durante veinte honrados años que me habían atraído alguna consideración, sin embargo de ser americano, supe la revolución de mi patria, y al abandonar mi fortuna y mis esperanzas, sólo sentía no tener más que sacrificar al deseo de contribuir a la libertad de mi patria”. Recordemos el clima político de España y de Europa en general, que influía en sus ideas y el sacrificio por parte de la que para él, era su patria. Toda su juventud fue un duro aprendizaje de combate, sin embargo, su servicio a los demás no sólo lo veremos en los campos de batalla, sino en su humildad cotidiana en todo su accionar. Buscó las formas más accesibles para construir su proyecto, su táctica era obtener resultados fecundos con la menor suma de elementos posibles y sin ningún desperdicio de fuerzas y por último legar a su posteridad, el ejemplo de consignar pueblos sin fatigarlos, con ambición y orgullo. Tan grande fue la tarea que llevó a cabo, que en el tiempo de un decenio dio el ejemplo de su genio positivo, que no se puede medir con la regla de los límites de la moral humana. Su compromiso con la patria y su humildad son la consagración de su grandeza austera sin recompensa en vida, que muchas veces ha corrido el riesgo de eclipsarse silenciosamente en el olvido y renace en la inmortalidad como la encarnación de una idea que obra y vive en el correr de los tiempos.Jamás buscó poderes para sí y renunció a todo tipo de regalías y alguna de las veces, si las aceptó, fue pensando en la ayuda que podría brindar haciéndolo. Por ejemplo: cuando acepta una chacra dispuso que la tercera parte de sus productos fuera destinada al fomento de un hospital de mujeres y la dotación de un vacunador para la provincia de lo que hoy es Mendoza, para que librara los estragos de la viruela. Pero solamente al final de su vida escribieron los historiadores: “No buscó gloria militar, no ambicionó el título de conquistador de Argentina, Chile o Perú, quiso solamente librarlos de la opresión”. Su espíritu se fundamentó al servicio colectivo y la libertad, su actitud, nos llama a la reflexión sobre nuestro reconocimiento de aquellos que plasmaron nuestros derechos.¿Quién fue don José de San Martín?José de San Martín nació en Yapeyú -Corrientes-, al norte del Virreinato del Río de la Plata, el 25 de febrero del año 1778. Sus padres fueron los españoles don Juan de San Martín y doña Gregoria Matorras.De niño fue llevado a Buenos Aires y dos años después a España. Desde muy joven siguió estudios militares y sirvió veinte años al ejército español, llegando a combatir en sucesivas guerras contra moros, franceses y portugueses.A inicios del siglo XIX el ejército napoleónico invadió España, San Martín se destacó en la gran batalla de Bailén. Siguió luchando hasta que en 1812 decidió embarcarse rumbo a Londres, y casi de inmediato a Buenos Aires para servir a la causa de la independencia americana. Ya en su patria natal se casó con la joven Remedios de Encalada, con quien tuvo su única hija, Mercedita. En 1813, junto al regimiento Granaderos a Caballo tuvo una decisiva participación en la batalla de San Lorenzo, que aseguró la independencia de Argentina. En 1814 se instaló en Mendoza y organizó el Ejército de los Andes para el cruce de la Cordillera, logrando la independencia de Chile con la victoria de Maipú, en 1818.En 1820 llegó a Perú al mando de 4.500 hombres y comienzos del mes julio de 1821 logró ingresar a Lima, proclamando la “Independencia del Perú” el día 28. Se lo honró con el título de Protector y gobernó los estados libres del Perú hasta setiembre de 1822, cuando empezó a sesionar el Primer Congreso peruano. Al no poderse derrotar definitivamente a las fuerzas del virrey La Serna, se retiró para dejarle el camino libre a Simón Bolívar.Llegó a Buenos Aires en 1823 en momentos que su esposa acababa de morir. Al año siguiente, se trasladó a Europa junto a su hija. Pasó por Escocia, Bélgica, y finalmente se instaló en Francia. Siempre se mantuvo atento a la situación política de América Latina, especialmente de Argentina, Chile y Perú, hasta que en 1850 falleció en Boulogne-sur-Mer, a la edad de 72 años.¿Qué función cumplió la Logia Lautaro?José de San Martín, Carlos María de Alvear y Julián Álvarez, influenciados por las logias Masónicas Europeas, crean La Logia Lautaro en 1812 estableciendo su primer filial en la ciudad de Buenos Aires, siendo la primera en Latinoamérica. Poseía como objetivo principal la lucha por la Independencia Continental, tratand
o de triunfar en el plano militar, haciendo que la política siguiese ese objetivo. Cabe destacar que a finales de 1812 se unió a la misma la “Sociedad Patriótica” que había sido creada por los seguidores de Mariano Moreno, con una fuerte impronta independentista. Consideramos importante recalcar que el General influenciado por estas ideas de índole independentistas, abrigó en su espíritu un objetivo más amplio de lo que comúnmente se cree.Él tuvo, a nuestro entender, la aspiración más encomiable de un hombre, defender la libertad. Esa libertad quedaría plasmada al liberar a América Latina del poder realista, ya que a principios del siglo XIX no se puede hablar de un Estado-Nación Argentino pleno.No es menor la importancia política Río Platense, ésta llego a su mayor protagonismo durante los gobiernos del segundo Triunvirato y los dos primeros directores supremos, Gervasio Posadas y Carlos Alvear. Tras de el derrocamiento de éste último La Logia va perdiendo su influencia, hasta el ascenso de Juan Martín de Pueyrredón al Gobierno, quien reorganizo La Logia con el nombre de “Logia Ministerial”. La Logia fue disuelta en 1820 producto de las pujas políticas entre el Directorio porteño y el Padre de la Patria. Debido a que el gobierno le había encargado marchar con su ejército contra las tropas de los caudillos federales liderados por José Gervasio Artigas (padre de Andrés Guacurarí y Artigas) sublevados en el litoral. San Martín se niega, argumentando que no toleraría el “derramamiento de sangre entre hermanos”, esta actitud, costaría la disolución a La Logia, que sería completada poco después tras la batalla de Cepeda y disolución del Directorio. Contexto histórico La guerra de independencia implicó dos cuestiones bien diferenciadas para América y España. En España se llamó así a los levantamientos populares contra las tropas francesas de Napoleón que ocuparon el país en 1808 y su posterior resistencia militar que se prolongó hasta 1814. Mientras que en la historia americana, implicaría el conjunto de rebeliones ocurridas a comienzos del siglo XIX y cuyo resultado final fue la independencia de casi todas las colonias españolas en América.La Revolución Francesa produjo en España como en toda Europa, una reacción antiliberal apoyando a la Iglesia y los valores tradicionales. A ojos de los conservadores, el orden había sido destruido por una revolución sangrienta y diabólica. En España las líneas modernizadoras y liberales se vieron muy perjudicadas, y muchos de los ilustrados españoles tuvieron que exiliarse o perdieron su influencia. Esto coincidió con una profunda crisis dinástica en el país. Las diferencias de pareceres entre el rey Carlos IV y su heredero e hijo Fernando VII, llegaron a su máximo punto de tensión con el motín de Aranjuez (1808), tras el cual Carlos IV abdicó en favor de Fernando. La situación había debilitado a la monarquía y conducido a España al borde de un vacío de poder.Mientras, un gran ejército francés se hallaba en Madrid con motivo de la reciente invasión francesa a Portugal. En 1808 Napoleón Bonaparte consiguió atraer a Carlos IV y a Fernando VII a la ciudad francesa de Bayona para una supuesta reunión conciliatoria entre padre e hijo. Fernando VII dejó en Madrid un gobierno provisorio y todo anunciaba una urgente toma del poder por parte de los franceses. En vista de tal panorama y ante la sumisión de las autoridades provisionales al ejército francés, el pueblo madrileño se levantó espontáneamente en armas la mañana del 2 de mayo de 1808. El ejército napoleónico reprimió el levantamiento con una bestialidad que Goya lo plasmó en los fusilamientos del 3 de mayo. Esto llevó al inicio de una larga resistencia popular contra lo que se había vuelto un ejército de ocupación. En Bayona, mientras tanto, Napoleón amenazaba de muerte a Carlos y a Fernando, obligándolos a abdicar en su favor. El emperador francés mantuvo prisionero a Fernando VII y colocó en el trono español a su hermano José Bonaparte con el título de José I .Entre mayo y junio de 1808 España se levantó en armas. Y ante la ausencia de un poder legítimo, el pueblo recuperó la soberanía: una larga tradición nacional sostenía que al faltar la figura del rey, la soberanía volvía al pueblo, que debía buscar una nueva autoridad. En gran parte de España se crearon Juntas locales, que a su vez formaron una Junta Central. Pronto fue sustituida por las Cortes de Cádiz, órgano que gobernó el territorio de España no ocupado por los franceses hasta el regreso de Fernando VII en 1814. A partir de 1810 las cortes dictaron una serie de reformas políticas, económicas y sociales, la principal de las cuales fue la Constitución de 1812. Los que aceptaron de buena gana a José Bonaparte, por su parte, recibieron el nombre de “afrancesados”. Aunque generalmente se los consideró colaboracionistas de una potencia invasora, muchos de ellos veían en el nuevo orden una solución a los profundos problemas políticos, sociales y económicos de España.La situación era muy compleja: las diferencias entre tradicionalistas y liberales fueron complicadas por las circunstancias históricas, pues se identificaron las tendencias modernizadoras con una potencia invasora. La ocupación francesa representaba, supuestamente, una revolución liberal (aunque transformada ahora en empresa imperial), y los españoles que resistieron la ocupación invocaban la figura de Fernando VII, es decir, el absolutismo. Sin embargo, entre los que se oponían a Napoleón también había muchos liberales. Las oposiciones se harían evidentes en 1814, al regresar al poder Fernando VII, “El Deseado” así se le llamaba popularmente, quien no cumplió con los deseos de sus súbditos e impuso el retorno al absolutismo existente antes de la Revolución Francesa.Mientras tanto en América hacia fines del siglo XVIII la clase alta criolla constituía en las colonias americanas una potente fuerza socioeconómica. Se habían enriquecido gracias al éxito sostenido de una economía diversificada y al aumento del comercio trasatlántico, por esta razón desarrollaron una identidad colectiva y un orgullo creciente. Los americanos eran consientes de que su prosperidad no dependía ya de la capital imperial, por el contrario, la dependencia política, económica,
judicial y administrativa constituía un obstáculo para sus posibilidades de expansión. Además, ya no toleraban ser tratados como menores por los peninsulares y multiplicaron sus reclamos de mayor autonomía administrativa y mejores oportunidades comerciales…. ¡Libertad, libertad, libertad!El proceso de libertad e independencia de estas tierras tuvo doble oposición: con respecto a los españoles, los americanos argumentaban los síntomas de decadencia que según ellos exhibía el Viejo Mundo, una sociedad agotada y sin posibilidades de renovación a la que enfrentaban la figura de una América todavía “virgen”, con un futuro cargado de promesa. Por otra parte, en tanto blancos, se distinguían a sí mismos de las demás “razas americanas” a las que atribuían inferioridad y vicios “naturales” que no les permitirían conducir el continente hacia ese futuro. En tanto, los criollos se presentaban a sí mismos como una combinación de “lo mejor de ambos mundos”, eslogan que se repitió en el discurso de muchos pensadores y políticos americanos posteriores.De manera muy general, puede decirse que en la América hispana, como en la anglosajona y la lusitana, la ruptura definitiva se produjo cuando las clases altas no pudieron ya identificar sus formas de pensar, aspiraciones económicas y concepciones políticas, con las metrópolis. Concluimos como estudiantes de la carrera de Historia que recordar a tan importante figura hoy, no es un hecho menor, ya que es importante para la memoria colectiva tener presente su pensamiento. Su ideal de patria Americana nos ayuda a reflexionar sobre las soberanía de Latinoamérica hoy en día, haciéndonos pensar no sólo a nivel nacional, sino como sudamericanos.





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