OBERÁ. El caso conmocionó a la provincia. Trascendió el 20 de marzo del año pasado, cuando el cuerpo de un niño de trece años, al que buscaban desde el día anterior, apareció escondido en un ropero de una vivienda deshabitada, en el barrio Solidario de Oberá.La autopsia determinó que presentaba un golpe en la cabeza pero que murió estrangulado.Con posterioridad, la Justicia ordenaba la detención del padrastro de la víctima, un muchacho de 24 años identificado como Ricardo Aníbal Espinoza.Este hombre iba a ser juzgado el martes en la sala del Tribunal Penal 1 de Oberá, en audiencia oral y pública.Sin embargo, el debate se suspendió porque la defensa y la fiscal, Estela Salguero de Alarcón, llegaron a un acuerdo sobre el monto de la pena y solicitaron un juicio abreviado.Así, Espinoza confesó el hecho y accedió a una reducción de la pena que se fijó en doce años de prisión de cumplimiento efectivo.La calificación quedó en homicidio simple, indicó la fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN.Resta, como ocurre siempre en estos casos, que el Tribunal homologue este acuerdo y redacte la sentencia, circunstancia que las partes dan por hecho.El niño se llamaba Oscar Ferreira y tenía trece años. La última vez que se lo vio con vida fue, precisamente, en compañía del acusado.Eso sucedió el viernes 18 de marzo de 2011. Dos días después lo encontraron asesinado en un ropero de una vivienda deshabitada, a unos 200 metros de la suya, en el barrio Solidario de Oberá.Cuando la Policía recabó indicios de peso contra el sospechoso, no tuvo que trabajar mucho para encontrarlo. Estaba detenido por una contravención en una cancha. Es decir, dos días después de matar al hijastro se fue a jugar al fútbol como si no tuviera nada que ver.





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