POSADAS. Vasta una recorrida por las chacras que componen Itaembé Miní para relevar el pésimo estado en que se encuentran las avenidas 170 y 176 y algunas arterias internas a causa del constante flujo del tránsito pesado de camiones y colectivos.“Esto no ocurrió por culpa del tránsito, sino porque está mal construido el pavimento articulado (adoquín), que no soporta el tránsito pesado. La alternativa es repavimentar, pero que la reparación se haga correctamente, porque se viene parchando, ya se hizo ese trabajo tres veces, pero no sirve”, ejemplificó Juan, un frentista del barrio Terrazas.Con los adoquines, por tratarse de un pavimento articulado, cuando se rompen se desencadena un efecto dominó, ya que si sale uno, el resto se desprende inevitablemente. Mariana, una mamá que tiene que hacer cuatro viajes diarios al centro, se mostró inquieta con la “solución” que vayan a dar con las calles desde la Comuna, ya que teme que en vez de solucionar la cuestión de fondo “nos dejen sin colectivos. No queremos que a raíz de nuestros reclamos nos saquen frecuencias de colectivos, porque si lo hacen nos obligan a buscar paradas situadas a más de diez cuadras de nuestro barrio”, “Si los colectivos dejan de entrar por la avenida 170, en los días de lluvia se hace muy difícl salir del barrio, es decir que los colectivos son importantes. Ni hablar si tenemos que regresar a nuestros hogares de noche, ya que la parada más cercana a mi casa está situada en inmediaciones del asentamiento Belén, conocido por la peligrosidad de algunos de sus pobladores y la inseguridad que propician”, explicó otra frentista. ReductoresAlgo que ya ven los vecinos es que “si se llega a pavimentar, va a ser muy necesaria la colocación de reductores de velocidad, porque en las subidas, los automóviles se moderan bastante, pero cuando pueden superan ampliamente la máxima permitida”, contó Elena, propietaria de una despensa sobre la avenida 176, donde hace unos cuatro meses los colectivos dejaron de pasar, por el pésimo estado de la calle.“Acá parchar no sirve”, decía Elvio, un vecino frentista quien contó que por mucho tiempo no podía ingresar a su domicilio con su coche particular, por cómo se había hundido en pavimento en su esquina.“La frecuencia de circulación de los colectivos es tal, que a veces en las calles se amontonan tres o cuatro colectivos, más los camiones. En mi cuadra se originó un cráter tan grande que fue necesario quitar todos los adoquines y hacer un pavimento de hormigón armado, porque ya otra cosa no se podía hacer”, explicó.





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