BUENOS AIRES (La Nación). Julio De Vido arenga en mangas de camisa. “Entre una obra que me va a ocupar una persona y una que me ocupe cinco, vamos a hacer la de cinco”.Así le habló el ministro de Planificación a un grupo de intendentes de la provincia de Buenos Aires que lo visitó la semana pasada para planificar el plan de obras para la próxima campaña electoral.En medio de la crisis y ante el temor de que el estancamiento en la economía derive en una fuerte caída del empleo en el segundo semestre del año, el Gobierno decidió girar fondos sólo para financiar obras que generen trabajo. Se desecharon grandes emprendimientos y se busca que los jefes comunales se concentren en la realización de pavimentos, obras cloacales o remodelación de plazas.Pero no es sólo eso. El miedo a una suba del desempleo explica en gran parte la decisión de entronizar al viceministro de Economía, Axel Kicillof, como coordinador de todas las inversiones del Estado en grandes empresas (por medio de la Anses). El joven economista será el encargado de medir la “justa rentabilidad” de las compañías y, con acceso a información privilegiada, usar su poder para influir ante un eventual plan de despidos.En paralelo, la presidenta Cristina Kirchner ordenó a la ministra de Industria, Débora Giorgi, que amplíe todas las partidas para los programas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas que promuevan las fuentes laborales, según confirmaron fuentes de esa cartera a La Nación.




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