POSADAS (Iprofesional.com). La industria automotriz atraviesa un 2012 diferente, con muchas incertidumbres en el plano externo y un frente de tormenta en el escenario doméstico. No es para menos, sostiene, por un lado, el gran “caballito de batalla” del modelo K, que venía batiendo récords de exportaciones sin precedentes en los últimos años, ahora padece el preocupante enfriamiento de Brasil, responsable de la adquisición de cinco de cada diez vehículos fabricados en el país.En lo que se refiere al mercado interno, luego del “veranito” que vivió el sector de la mano del “cepo” al dólar, que generó que algunos ahorristas se decidieran por la compra de un 0 kilómetro, desde la Asociación de Concesionarios (Acara) alertaron que ese “viento de cola” estaría llegando a su fin, tal como diera cuenta iProfesional.com. No es para menos, desde la entidad proyectan una venta de 68 mil unidades para todo junio, lo que implicaría una caída del 11% en relación al mismo período del año pasado. En este contexto, un dato no menor es que a lo largo de estos últimos meses, apenas el 40% de las unidades patentadas tuvo sello “Made in Argentina”. Es decir que seis de cada diez vehículos comercializados en el país fueron de origen importado. Esto determinó un hecho paradójico, señala el informe, pese al fortalecimiento del “cerrojo” K, a la mayor “obsesión” oficial para cuidar dólares y a la imposición del plan “1 a 1” por parte de Moreno a las automotrices, las importaciones de vehículos, fundamentales para completar la oferta local, lograron mantenerse y no se desplomaron. En efecto, pese a que el país está en guerra con lo importado, durante el primer cuatrimestre del año el ingreso de vehículos livianos y pesados del exterior, incluyendo todos los orígenes Mercosur, México, Estados Unidos, Asia y la Unión Europea, totalizó cerca de 180.700 autos, un 2% más que durante el mismo período del año pasado. En la misma dirección, estas operaciones de importación insumieron 2.213 millones de dólares, lo que implicó un alza de casi el 6% respecto al mismo lapso de 2011, según se desprende de un informe de la consultora MRT, elaborado en exclusiva para iProfesional.com. Sin embargo, el reparto del negocio automotriz, en plena restricción a las importaciones, claramente no fue beneficioso para todas las compañías por igual. Por el contrario, hubo “ganadores”, pero el cerrojo oficial también dejó un tendal de claros “perdedores”. En este contexto, Marcos Ferrario, economista de la consultora Abeceb, destacó que “en términos generales, la medida del Gobierno terminó beneficiando más a las empresas con producción en Argentina, así como a las marcas importadas que están nucleadas bajo el paraguas de una terminal”. De este modo, puso como ejemplo el caso de Audi, que “tuvo pocos problemas para importar, por el hecho de estar bajo el ala de Volkswagen, que exporta y es superavitaria. En cambio, otras compañías, como algunas de origen asiático, quedaron muy atadas a los planes que el año pasado firmaron con el Gobierno y que impulsaron a algunas de ellas a exportar productos realmente exóticos, como frutas o alimento para animales”. Los castigados por el GobiernoAl trazar una radiografía sobre el impacto del “cerrojo K” entre las automotrices instaladas en el país, se observa que una docena de compañías registró menores niveles de importación en volúmenes entre enero y abril, con verdaderos derrumbes que llegaron hasta el 90%.Este último fue el caso de la marca Smart, que registró la peor performance del sector, dado que sus operaciones se desplomaron un 88% durante el primer cuatrimestre del año en comparación con el mismo período de 2011. En concreto, según datos de MRT, la compañía apenas pudo ingresar al país cincuenta vehículos, una cifra notablemente baja en relación a los más de 400 que nacionalizó entre enero y abril del año pasado. En el segundo escalón se ubicó Nissan, firma que en diciembre dejó de estar bajo el paraguas de Renault para quedar bajo la tutela del empresario Manuel Antelo. Así, la compañía pasó de importar más de 5.200 vehículos en el primer cuatrimestre de 2011 a tan sólo 1.100 unidades este año, lo que implicó una fuerte contracción cercana al 80%. En la misma línea, su negocio medido en dólares se achicó notablemente, al pasar de operaciones por 71 millones de dólares a apenas 13 millones de dólares.Ante esta importante reducción del stock disponible, sus ventas indefectiblemente también sufrieron el impacto, pasó de patentar casi 7.800 unidades hasta mayo de 2011, a tan sólo 2.133 en 2012, lo que implicó una baja del 72%. Cabe destacar que la automotriz enfrenta otro frente de tormenta. Con el objetivo de reducir el déficit comercial y cuidar el colchón de dólares, el ejecutivo nacional cortó de un plumazo el acuerdo con México, país donde se produce la mayoría de los modelos de Nissan y que ahora serán castigados con un arancel del 35% extra para ingresar a Argentina. El modelo más afectado fue la pick-up Frontier, que sufrió un desplome del 97% en la cantidad de unidades importadas.




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