POSADAS. Hace dieciséis años, un jovencito posadeño veraneaba en Mar del Plata cuando por primera vez en su vida escuchó a una orquesta y quedó deslumbrado con esas melodías de Maurice Ravel y Wolfgang Amadeus Mozart. Ese día, con sus 13 años a flor de piel, el muchacho tomó una decisión… sería: “Director de orquesta”. El tiempo y la vida lo llevaron a otros sitios para alcanzar su meta, y hoy, Matías Raúl Almirón, tiene 29 años, es director de orquesta y está de regreso para compartir sus conocimientos y para llevar la batuta al encuentro de nuevos sueños. Esta noche, como director invitado, Matías estará al frente de la Orquesta de Cámara del Centro del Conocimiento, que interpretará “Invierno” de Vivaldi, la Sinfonía 9 de Mozart y un concierto para flauta y orquesta. Los solistas serán: Diego Salazar Henning (violín) y Pablo Martínez (flauta). La cita es a las 20 en el Teatro Lírico y la entrada es libre y gratuita. Mañana, la Orquesta y el director invitado ofrecerán un concierto en la Parroquia Espíritu Santo, de Eldorado. Días atrás, después del ensayo, Matías Almirón compartió una charla con PRIMERA EDICIÓN en la que se refirió a esta nueva etapa que inicia en su regreso a Misiones y contó que en breve estará trabajando junto a la Orquesta Escuela Grillitos Sinfónicos.¿Cuándo dijiste ‘quiero ser director de orquesta’?Uh… eso fue a los 13 años, estaba en Mar del Plata de vacaciones y mi papá me llevó a escuchar una orquesta del teatro Colón de Mar del Plata, fue la primera orquesta que escuché en mi vida y quedé fascinado. Dio la casualidad que al otro día estábamos en la playa y mi papá lo reconoce al director, trotando en la playa y le dice ‘a mi hijo le encanta la orquesta’, justo llegué yo y el director me dice ‘venite a los ensayos’. Nos quedaba una semana de vacaciones y obviamente me levantaba a las 7 para ir y allí me enamoré de la orquesta y de ese oficio de director. Ese hombre era Carlos Alberto Vieu, que ahora es un gran director de ópera. Fue mi primer maestro, me mostró lo que era una partitura de orquesta que jamás en mi vida vi. Le escribía cartas y le preguntaba cosas. A todo esto, pasa la vida, no lo veo nunca más y cuando estaba buscando músicos para mi tesis en 2009 en el Teatro Argentino, Vieu estaba contratado para una temporada de ópera. Fui al ensayo y fue una alegría inmensa cuando lo volví a ver, tenía piel de gallina, no lo podía creer y para el también, porque sabía que ya me recibía. Allí me confesó algo que fue muy lindo (recuerda con una sonrisa), que tenía una cajita que llevaba siempre como amuleto, en la que llevaba una foto de las hijas, una imagen de Verdi y la primera carta que le mandé… fue increíble, porque fue mi primer maestro, el que me impulsó, y justo cuando abre y cierra mi carrera aparece él.Para Matías, la música es parte de su vida y “es una forma de expresar mi ideología y muchas cosas, no sólo emociones”. Simultáneamente, a la carrera de dirección orquestal, el joven estudió música popular, especializándose en folklore Latinoamericano, lo que amplió los horizontes de su búsqueda.Como director de orquesta ¿Cuál es tu meta?Un poco más como meta o búsqueda personal, tiene que ver que siempre encontré en la enseñanza de la institución una escisión entre lo académico y lo popular; como la belleza de la música académica y por ahí despreciando el lenguaje popular, entonces me pareció totalmente un error, una falencia, porque la riqueza de la música popular es increíble. Mi búsqueda personal, pero de acá hasta que me muera, va a ser la unión de esos lenguajes, de lo académico y lo popular, que una cosa no desplace a la otra, sino que se puedan enriquecer entre sí.Como me formé institucionalmente en música académica, a la par trabajé con música medieval profana, música folklórica árabe, de Argentina y de toda Latinoamérica, entonces no es que soy una persona cuando hago música popular y una persona cuando hago música académica, la musicalidad es la misma, la música es música. El lenguaje musical trasciende países y también trasciende esferas sociales, a eso voy, no es menos la música popular porque lo hace gente que no estudió música. Mi búsqueda personal es unificar el lenguaje académico y el popular. “Lamentablemente, siempre la música académica y más mi rol, estuvo muy ligado a un estrato social alto y elitista y entonces lo que justamente busco es unir esas ideas de estratos sociales, que no se generan a partir de la música, se generan a partir del contexto social. La música borra las fronteras, que es un poco lo que hacen el programa orquesta escuela, que se trabaja en las villas, es una política inclusiva, pero el chico ese que va a aprender, escucha cumbia y otras músicas que son riquísimas, que también tienen su valor. Escucho y toqué todo tipo de música, toqué salsa, cumbia, con percusión, con piano”, agregó.El año pasado, Matías estuvo viviendo en México, donde estudió percusión, dio clases de Lenguaje musical y Lenguaje de repertorio de música contemporánea. Además, se presentó como solista en un teatro del Barrio La Condesa en el Distrito Federal y en varios festivales. Trabajó en el estado de Veracruz, donde también dio clases de música popular Sudamericana y a la par, estudió son jarocho de esa zona. ¿Qué representa la batuta para vos?La batuta como objeto es una extensión de la mano, pero al trabajar con gente que está en la búsqueda musical fui aprendiendo que es simplemente un guía. El director no tiene que ser ni una autoridad, ni una jerarquía. Muchas veces se la comparó con la varita mágica por eso de generar algo tan lindo con esa vibración que es música, pero para mi es una especie de bastón guía que enseña a escuchar al músico, eso es fundamental, porque el guía, como en la vida, tiene que saber escuchar para hacer una buena interpretación, para afinar, para tener coherencia musical, un poco simboliza eso.Como broche de oro de la charla, Matías Almir
ón contó que proyecta grabar disco y reveló que anhela “formar una Orquesta escuela de canto y percusión de música Latinoamericana, trabajar con nuestra cultura de toda Latinoamérica, aparte es hiper inclusivo porque quiero trabajar con el reciclado de objetos, o sea que con un balde, por ejemplo, puedan armarse los instrumentos. Mi preferencia es la música Latinoamericana y voy a hacer eso que va dentro de mi búsqueda”.




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