Miguel Ángel Britez es el correntino ex combatiente de Malvinas del que nada se sabía desde el final de la guerra en 1982. En marzo apareció en la ciudad uruguaya de Tacuarembó, donde vivía en un total desamparo.El hombre fue identificado luego de terminar herido en una pelea con otra persona en situación de calle, tras lo cual la vicecónsul de Paysandú, Carola del Río, se comunicó con la dirección provincial “Malvinas Argentinas”, donde se confirmó su identidad y el avión sanitario de la provincia de Corrientes fue a buscarlo para que se reencuentre con sus familiares después de treinta años de ausencia. En dos meses, Miguel Ángel Britez mostró una mejoría envidiable. En un diálogo con Época, reconociendo que le ganó una pulseada a la muerte, aseveró: “Si hay que volver un día a Malvinas voy a volver, aunque sea voluntariamente para defender a mi patria”.El lunes el hombre, de más de cincuenta años, mostraba un rostro lozano muy diferente al expuesto hace tres meses, cuando descendía del avión sanitario de la provincia. Día a día, y con el apoyo de sus camaradas y familiares, mejoró en todos los aspectos de su vida. Consiguió tener un DNI, una casa y hasta una pensión honorífica, entregada por el intendente capitalino Carlos “Camau” Espínola, en nombre de la presidente Cristina Fernández de Kirchner.Al momento de hacer uso de la palabra en el salón Pocho Roch del Palacio Municipal, su discurso estuvo lleno de agradecimientos. Destacó el acompañamiento del Gobierno provincial, el intendente de Corrientes y el apoyo brindado por la Presidente, tanto como a familiares, camaradas y médicos que llevan adelante el tratamiento para su recuperación.Por la tarde, como casi todos sus días, Britez se dirigió al Centro de ex combatientes para realizar una rehabilitación dado que, por el golpe que recibió, sufrió una hemiplejía y, para asombro de época, lo hizo caminando y saludando a su paso a todo aquel con el que se encontraba por el camino. Su casa está ubicada a pocas cuadras del centro, por la calle Artigas. “De ahí vengo y voy caminando todos los días”, confesó.Al ser consultado por su situación personal y por sobre todo por su salud, Britez reconoció: “Es como si fuera que volví a vivir”, recordando tal vez la infinidad de peripecias que tuvo que sortear.“No me imaginé nuncaque todo esto me pasaría, de que las cosas me salgan tan rápido teniendo en cuenta que hay muchos camaradas que no tienen apoyo. Hay que creer en Dios nomás y por eso yo no pienso tomar más y voy a seguir el camino de Dios”, reconoció Britez, quien reveló haber tenido problemas con el alcohol pero que “hoy está en una situación diferente”.Por cuestiones de la vida, Miguel Ángel admitió que primero no quería volver a suelo correntino “para no ser una carga para mis familiares”. Pero la solidaridad que recibió hizo que cambiara su actitud y que hoy en día no busque nada más que recuperarse.Por ahora sólo piensa en mejorar e ir a visitar a sus parientes a la ciudad mediterránea de Córdoba. “Tengo mucha gente que de todos lados me ayudaron y quiero ir a agradecerles”, dijo mientras salía caminando de una sesión de kinesiología.





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