Posadas. La triste y peligrosa postal sobre la avenida Cabo de Hornos, sobre el arroyo El Zaimán, se repite con cada lluvia, una especie de lago se forma sobre el asfalto y ni siquiera el cordón cuneta que alguien rompió de emergencia para que el agua se escurra alcanza. Los vecinos de la zona, los transeúntes y automovilistas reconocen que es un tramo complicado y piden más medidas, sobre todo para evitar nuevos accidentes y víctimas fatales. “Ese lugar se está transformando en un cementerio”, resumió Carlos Rodríguez (42), quien con gran entereza se anima a contar su experiencia, sobre todo porque quiere que las autoridades y los responsables hagan algo para evitar más muertes y con el fin de concientizar a los conductores. El 19 de abril se cumplieron cuatro años del terrible accidente en moto que a Carlos le costó la amputación de la pierna izquierda y también se cobró la vida de otro hombre. “Recordar el accidente es como golpear mi cabeza contra una piedra, me da bronca e impotencia, porque no cambió absolutamente nada. Hace algunos días colocaron un par de luces, pero la oscuridad es casi absoluta sobre el puente”, manifestó indignado. Carlos tiene cuatro hijos y prefiere mirar hacia adelante, “muy adelante, porque es difícil ponerse en mi lugar, cuando de golpe la vida da un giro inesperado. Prefiero respirar muy profundo y mirar hacia adelante, porque no hay plata que arregle esto”. El hombre, que vive a pocas cuadras de donde sufrió el siniestro, prefiere hacer un llamado a la reflexión y dice que espera que “las autoridades tomen medidas, en mi caso ya no hay remedio, pero si no se hace algo el lugar se seguirá cobrando vidas”.Allí “hace falta iluminación, desagües, una mejor señalización”, enumera Carlos rápidamente y enseguida menciona la cantidad de gente que transita en vehículos y a los que tienen como ruta obligada porque diariamente concurren al Mercado Central para buscar verduras en carros, en bicicleta o caminando. Además, pidió más conciencia al momento de subirse a una moto o conducir un vehículo porque conoce casos de jóvenes, sobre todo, que conducen totalmente alcoholizados.Empapadas María Isabel Galvez (48), junto a sus hijas, de la mejor manera intentaba pasar por una de las angostas veredas con un carrito cargado de verduras, herramienta de trabajo que le permite todos los días traer la carga desde el Mercado Central para vender en el barrio San Lorenzo. “Nos pasa de todo”, señaló la mujer, para quien terminar mojada es lo mínimo que le puede suceder, ya que debido a la falta de luz los delincuentes aprovechan para esconderse y asaltar a quien pueden. “Ahora encendieron dos farolas, pero hace falta más luz, porque no alcanza”, relató María, quien antes de que amanezca se dirige, como muchos de sus vecinos, hacia el Mercado. El gran charco que se forma hace que cada vehículo que pase salpique a los lados e incluso muchos conductores suben por la vereda. “Hay gente que respeta, pero otra no y no tenemos otro lugar por dónde cruzar”, lamentó la mujer que sabe el riesgo al que está expuesta con sus hijas. Karina Mendoza, del barrio A-4 también trabaja en el Mercado y pide más luz y las obras de desagües necesarias para que haya más seguridad para transitar por la zona.El temor, dijo la mujer, es tanto por el lado del tránsito como de los delincuentes, que aprovechan la oscuridad para robar cuando la gente pasa de madrugada. Desde la comisaría de la zona, en tanto, indicaron que en diversas oportunidades se solicitó a la prestataria del servicio eléctrico más iluminación en la zona y que el pedido había sido atendido. Sobre todo, destacaron en la plazoleta y las calles del barrio La Nueva Esperanza, donde hace pocos meses se registraron enfrentamientos entre los jóvenes. Para los habituales transeúntes, sin embargo, la luz es clave y que enciendan un par de farolas no alcanza para brindar más seguridad en el peligroso tramo de la avenida Cabo de Hornos. Para que otros no sufran“Ese lugar se está transformando en un cementerio”, señaló Carlos Rodríguez para indicar la cantidad de vidas que se cobraron los accidentes allí ocurridos. El último trágico fue el 1 de mayo, cuando un hombre y su hija adolescente, en moto, perdieron la vida. Al costado de la avenida dos cruces recuerdan el hecho, hay una tercera, a pocos metros.“Un lomo de burro, algo, al menos deben colocar en ese lugar donde la traza de la avenida y la falta de luz la vuelven muy peligrosa”, pide Carlos, quien espera que alguien actúe en consecuencia. Por su parte, sigue luchando por su familia y dijo a Primera Edición que le hace bien advertir de la situación para que otros no sufran.





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