Hoy quería hablarles de un nuevo curso que tomé con un profesor que vino desde Canadá, Gene Prokop. La técnica es impresionismo y encontré una nueva manera de entender los colores del paisaje, cómo detectar los diferentes matices del paisaje natural para llevarlos al lienzo.
Del profesor no les puedo contar mucho porque realmente no lo conocí bien, sé que tiene una larga trayectoria enseñando por el mundo y que siente una fuerte pasión por lo que hace, lo que se nota en su clase y empeño para lograr que el alumno aprenda. El no hablar español, no fue un condicionante, porque el idioma del color realmente cruzó todas las barreras. Fue una clase magistral, que rompió mis esquemas, otro modo de pintar paisajes, ir de la luz hacia la sombra.
El arte que se comparte se multiplica, esta frase la hice mía, en varias notas de muchas historias la he usado. En todas las ramas, de todas las áreas, de todas las profesiones se siente la competencia. Pero no de la buena, esa que desgasta y destruye. Aunque parezca increíble en la pintura también se siente. Pero si uno hace oídos sordos y la vista gorda, podés dejar pasar por al lado toda esa mala energía, sin que te afecte. Aferrarse a eso que te hace bien y a la gente que te hace bien.
En una experiencia nueva en el medio de la selva en Iguazú, nos encontrábamos Marisol Gorgues, Noelia Gautschi y yo. Marisol ya tiene su taller de arte en marcha y Noe lo está por hacer. A su vez Noe es alumna de Mari. ¿No es hermoso todo lo que estoy contando?
En medio de la naturaleza salvaje, con gatas peludas (son los gusanos negros peludos) acechando, controlando que no se le acerquen a Mari porque les tiene fobia, las tres aprendíamos lo mismo para después transmitir a distintas personas.
Allí estábamos capacitándonos para seguir creciendo, compartiendo también con otras profes de pintura de la provincia. Aprendiendo nuevas técnicas para después incluirlas en nuestros proyectos para enseñarles a los alumnos. Felices, como niños con juguetes nuevos. Nos tocó estar del otro lado, recibiendo conocimientos, y de paso charlando y de paso mateando.
Gene Prokop vino desde muy lejos a enseñar su forma de pintar, su propia técnica, despojándose de su saber para dejarnos a nosotros su legado.
Así nosotras que entendemos el mismo idioma del color queremos despojarnos de nuestros saberes, pero siempre seguir adquiriendo más, juntas, porque es de la manera que mejor nos sale.
Conociendo gente nueva por el camino, del mismo palo y seguir transitando este camino que hemos elegido, juntos, para llegar más lejos.
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