El cambio climático está amenazando en todo el mundo lugares emblemáticos que se encuentran catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) presentó el informe Perspectiva del Patrimonio Mundial de la UICN2 durante la COP 23, en Bonn, Alemania, en noviembre de 2017, donde alerta sobre este riesgo, reclamando la necesidad urgente de asumir medidas ante la posibilidad de que áreas como Parque Nacional Iguazú, el Área Protegida Península Valdés y Machu Picchu puedan deteriorase y hasta desaparecer tal y como hoy se conocen.
El Parque Nacional do Iguaçu y el Pantanal de Brasil -que posee la mayor concentración de fauna-, como así también el Parque Nacional Canaima en Venezuela también forman parte de los 62 lugares amenazados por el cambio climático. Estas áreas protegidas forman parte de los 241 lugares naturales que la UNESCO clasifica como Patrimonio Mundial. El número de lugares en riesgo ha aumentado considerablemente desde 2014 cuando solo 35 sitios estaban en peligro sobre un total de 228.
El turismo insostenible, los disturbios antrópicos, la sobrecarga poblacional, el desarrollo de infraestructuras -carreteras, construcciones, presas, etc.-; la caza, la contaminación o la ineficiencia en la gestión de estos lugares son algunos de los impactos sobre su conservación, sin olvidarnos de las especies exóticas invasoras que es otra de las amenazas más extendida.
El Director General de la IUCN, Inger Andersen, afirmaba en un comunicado que, El cambio climático actúa rápidamente y afecta a los tesoros más preciados de nuestro planeta. La amplitud y el ritmo con los que se degrada nuestro patrimonio natural subraya la necesidad de acciones y compromisos nacionales urgentes y ambiciosos para aplicar los Acuerdos de París.
Sobre la importancia de su conservación, Tim Badman Director del Programa Patrimonio Mundial de la IUCN y Presidente del Patrimonio Mundial de la IUCN remarcó que estos lugares Juegan un papel crucial para las economías y los medios de subsistencia locales y su destrucción puede tener consecuencias devastadoras que van más allá de su belleza excepcional y de su valor natural.
Conclusión
Los gobiernos y las empresas necesitan dar prioridad al valor a largo plazo y no a las ganancias a corto plazo, y respetar el estatus de estos sitios excepcionales.
Las futuras generaciones tienen el derecho de recibir estos sitios en el mejor estado de conservación y no simplemente un pasivo ambiental.
Conservar el medio ambiente no limita las oportunidades económicas, sino que nos permite construir de manera sostenible sobre la base de este capital.
Fuente: IUCN/AAPN
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