Desde este lunes, Esther Romero compartirá, una vez más, sus conocimientos en galopa, chotis, polkita rural, gualambao y canción misionera en el teatro Alma Encantada.
Una vez más, con esa tenacidad inclaudicable que la caracteriza, la profesora Esther Romero llevará los cinco ritmos misioneros a Cosquín, Córdoba, y los compartirá en los talleres que brindará allí desde este lunes y durante diez días, en el marco del 58º Festival Nacional de Folclore.
En una charla con PRIMERA EDICIÓN la docente aclaró que dedica el espacio a la música que nos identifica, la galopa, el chotis, la polkita rural, el gualambao, que no se baila, y a la canción misionera, no al corrido o balerón, como muchas veces se presentan como de la tierra colorada. E hizo hincapié en que ya confirmó su presencia gente de Neuquén, de Jujuy, profesores de otras provincias que llevarán luego los conocimientos adquiridos hacia otros rumbos.
Asimismo, apuntó que se le designo el Teatro Alma Encantada, para llevar a cabo los encuentros, un hermoso lugar, uno de los baluartes de Cosquín, al que le dieron vida los hermanos Nogués y Buschiasso y que durante el año pasado fue restaurado.
Referentes misioneros
Teodoro Cuenca y Luis Ángel Monzón, sin dejar de lado a Ramón Ayala y al maestro Ricardo Ojeda, son los músicos que acompañan desde hace seis años con sus acordes a Esther Romero en su afán de sumarse a las cinco regiones folclóricas del país para exponer las distintas idiosincrasias.
La riqueza que tenemos es muy bella, durante estos años bailaron galopa profesores de la talla de Gloria Villanueva y Darío Pizarro, los mayores exponentes de la danza nacional, para mí es un orgullo dar un taller a semejantes profesores, subrayó Romero.
Esta es la lucha que tengo desde hace mucho, hace más de 25 años que voy a Cosquín, aunque el primer proyecto lo presenté en 2013 y se aprobó, recordó la profesora.
Misiones es la que más aporta en ritmos y es la menos conocida, Entre Ríos tiene su chamarrita, su tanguito montielero; Corrientes tiene el corrido, el chamamé, el valseado, nosotros tenemos cinco ritmos, uno más bello que otro, y no los mostramos, apuntó e insistió en que ya estamos en una cuña donde nos empujan de todos lados y si no salimos a difundir lo nuestro vamos a estar siempre perdidos en el rincón sin reconocimiento propio.
Amo la tradición desde su concepción, no concibo que una chacarera se baile en puntas o levantando los pies, prefiero la chacarera del monte, el gato del monte, el zacha, todo lo que sea a tierra, porque nosotros somos tierra, la danza en puntas es para un clásico, respeto al que lo hace, no lo critico, yo no lo haría, las danzas que transmito las transmito como son, sin aggiornamientos, porque somos una tierra de una conjunción de muchas colectividades más los guaranítico, lo jesuítico, entonces no pega hacer una innovación, describió.
Discussion about this post