Su hija lleva casi siete años realizando los trámites que no avanzan. Las autoridades no les dan respuestas.
Don Rosalino Ferreira nació el 20 de noviembre de 1945, nunca fue inscripto en el Registro Nacional de las Personas, por lo que al día de hoy no existe como ciudadano argentino ya que no posee ningún documento que acredite su identidad.
Su hija, Mabel Ferreira, con quien vive desde hace unos diez años en la Calle 8 del barrio San Miguel de Oberá, inició los trámites para que su padre tenga Documento Nacional de Identidad (DNI) en el 2011, hasta el momento no logró su cometido.
Estoy cansada de ir al Registro primero, al Juzgado después y no conseguir nada. Ya pasaron más de seis años. Nosotros somos humildes, mi marido es trabajador rural y tengo nueve hijos. Mi padre puede comer cuando nosotros tenemos que comer, porque no tiene ningún ingreso y ya no puede trabajar, comentó Mabel Ferreira.
La mujer contó que a pesar de lo sacrificado que resultó para ellos todos estos años llegar a las audiencias, ya que a veces no tenían ni para pagar el pasaje, nunca faltaron cada vez que los llamaron.
Íbamos caminando, pero íbamos. Nunca faltamos, pero siempre falta algo, aún con lluvia o tormenta. Hicimos todos los papeles que nos pidieron y no consigo que tenga su DNI. Ya no sé a quién recurrir, indicó.
La falta de identificación impide al hombre acceder a todo tipo de beneficios. Para que le den un plato de comida en el comedor, una tarjeta social, lo que sea me piden su documento. Así que no puedo conseguir ninguna ayuda para él. Fui a la Municipalidad y me dijeron que primero haga el trámite de su documento y que después vuelva. Yo solo pregunto por qué tarda tanto, subrayó Ferreira.
La declaración jurada hecha en el Juzgado de Paz, el 12 de septiembre del 2011, donde fueron enviados por los empleados del Registro Nacional de las Personas de la ciudad, donde consta que no fue inscripto por causas que desconoce, con la correspondiente certificación de la Jueza de Paz suplente del momento Dra. Malena Brodsky, es el único papel que tiene en su poder.
Él no estudió, no sabe leer ni escribir, siempre fue tarefero o hacía changas, tampoco entendía la importancia de tener documento. Ahora, porque yo lo acompaño, lo hacemos, porque sino no sabe qué hacer. Ya está grande, por suerte no tiene problemas graves de salud, porque ni al Hospital puede ir sin documento. La última vez me dijeron que ya llegaron los papeles de los consulados de Brasil y Paraguay, que no está inscripto en ningún lado, que era lo que necesitaban, hicimos para eso los estudios con el dentista. Solo pido que nos ayuden, que me digan a quién tenemos que recurrir, subrayó.





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