Por alguna extraña razón cuando llega esta época del año parece imponerse un balance obligado, o al menos algún tipo de plan o proyecto para el año que se inicia.
Este año me gustaría que todos esos planes y proyectos se vean plasmados en testimonios, en acciones. Para ello es necesario lograr coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace, entre la palabra y el modo de vivir. Cada momento es un nuevo comienzo y la coherencia es esencial para lograr lo que nos propongamos. Me refiero a esa conexión, esa relación o unión que debe existir entre lo que queremos y lo que hacemos en la vida.
Mañana, además de estrenar el Año Nuevo es el Día Mundial de la Paz, esa Paz que todos deseamos, sin la cual es muy difícil pensar en el resto de nuestros derechos.
Todos queremos la paz pero nos tienta juzgar, estallar, competir, desplegar vanidades, reaccionar con ofensas, largos discursos, peroratas … así no se construye la paz.
Decidámonos a ser mejores personas, no desde la proclama, hagámoslo acción. Pensemos antes de actuar, es el ejemplo y no la verborragia lo que cuenta. No repitamos lo mismo, no quedemos atrapados en esas dinámicas acusatorias, de pretender que el otro cambie, de poner todo afuera ya sean males o expectativas. Utilicemos la energía para manifestar aquello que queremos en lugar de juzgar a los demás. Tenemos la capacidad de atraer hacia nosotros aquello que deseamos.
Dejemos de vivir desde el miedo porque resulta destructivo, animémonos a soñar y pasemos a la acción.
El 80% de nuestras acciones y reacciones cotidianas están manejadas desde la emoción del miedo. Miedo a que alguien nos robe, a que nos defrauden, a fallar, a que nos falte, a estar solos, etc, etc.. Lo peor, es que lo hemos naturalizado creyendo que es el estado normal del ser humano, un estado de supervivencia constante.
Vivamos la paz y el amor que seguramente resonaron en nuestros corazones con la llegada del niño Jesús como una responsabilidad personal. Procuremos la paz en cada pensamiento, en cada deseo, en cada palabra. Esta paz que es condición indispensable para una mejor humanidad y que proviene de la conversión del corazón.
Tomemos las riendas, decidamos desde la esperanza, elijamos desde el amor y plasmemos en acciones cada una de las 365 oportunidades que este 2018 nos trae de regalo.
FELIZ AÑO NUEVO!!





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